LA TRINIDAD DESDE LA EXPERIENCIA DE JESÚS

 

Podemos tomar tres caminos para decir algo de la Santa Trinidad:
El de la teología, el de la propia experiencia y el de la experiencia de Jesús.
El más clarificador es la experiencia que Jesús tenía de Dios. ¿Cómo se comunicaba Jesús con Dios?, ¿qué sentimientos despertaba en su corazón?, ¿cómo le experimentaba día a día? Una lectura atenta y cuidadosa de los Evangelios lleva a una doble conclusión: Jesús le sentía a Dios como Padre, y lo vivía todo impulsado por su Espíritu.

1º – Jesús se sentía «hijo querido» de Dios. Siempre que se comunica con él, lo llama Padre. No lo llama el «Santo», del que hablan especialmente las Escrituras, sino el «Compasivo», el «Misericordioso».

2º – Jesús ve al Padre llenando la creación entera, sin excluir a nadie de su amor compasivo. El Padre de Jesús no habita en el Templo para acoger sólo a los de corazón limpio y manos inocentes. Este Padre hace salir su sol sobre buenos y malos y tiene un proyecto: hacer de la tierra un lugar habitable para todos. Nadie lo podrá impedir: ni la crueldad de la muerte ni la injusticia de los hombres. Como nadie puede impedir que llegue la primavera y lo llene todo de vida, tampoco se puede impedir que el Espíritu sea la fuente de la vida, de la fecundidad.

3º – Jesús vive lleno de Dios y, movido por su Espíritu, Su misión es hacer un mundo más humano para todos. La Buena Noticia es para todos, incluso para los que menos se lo esperan: los marginados de nuestra sociedad. El Padre no da a nadie por perdido. A todos busca, a todos llama. No controla a sus hijos, abre a cada uno caminos hacia una vida más humana. Quien escucha el fondo de su propio corazón, está escuchando la voz del Espíritu que clama ABBA, PADRE.

4º – Ese Espíritu le empuja a Jesús a hacer el bien. Los que para nosotros no son nadie, ésos son precisamente los predilectos de Dios. Jesús sabía que a ese Dios no le entienden los grandes sino los pequeños. Su amor lo descubren quienes le buscan porque no tienen a nadie que enjugue sus lágrimas. La mejor manera de creer en el Dios Trinitario no es tratar de entender las explicaciones de los teólogos, sino seguir los pasos de Jesús que vivió como Hijo querido de un Dios Padre y que, movido por su Espíritu, se dedicó a hacer un mundo más amable y fraterno para todos. Es bueno recordarlo hoy que celebramos la fiesta de Dios, que es la fiesta de la humanidad y de la creación reconciliadas en el amor.

Ante ti, Trinidad Santa:
Silencio. Quieto. Solo. Vacío.
Ante tu Dios.
Di Nada. No preguntes Nada.

Silencio. Quieto.
Deja a tu Dios
Que te mire.

Es Todo.
Dios sabe, Dios entiende, Dios te Ama
Con un Amor inmenso.

Dios solo quiere
Mirarte
Con Amor.

Silencio. Quieto. Vacío…
Deja que tu Dios te Ame
Como eres.
Desde el elocuente silencio de Dios.

.Imagen: Icono de la Trinidad (Pintado por Xaime Lamas, monje de Sobrado)

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