San Bernardo

Timothy Schmalz | Cristo mendicante

Se establece contacto entre dos personas cuando el mensaje incide sobre la verdad, y lo que esa verdad tiene de interioridad en la existencia. Por eso, en este día de su fiesta, voy a intentar que Bernardo, a través de sus escritos, hable de su verdad, y quizás sea ésta la mejor forma de entrar en contacto con él, y de que su existencia vivida desde la fe, nos hable a la interioridad de la nuestra.

Bernardo es un hombre polémico y contradictorio. Tiene una personalidad arrolladora. Por una parte: confianza en sí mismo, autonomía, libertad con relación al medio ambiente, capacidad de decisión, conciencia de sus límites, facultad para interesarse por causas y problemas ajenos… Por otra, y en contraste: temperamento agresivo y dominante, ironía y sarcasmo, confunde la Voluntad de Dios con su propia voluntad, errores históricos, abuso de prestigio y de influencia, fracasos y humillaciones públicas… Así es como Bernardo nos enseña que se puede ser un hombre de Dios sin dejar de ser un hombre.

Él sabe muy bien que nunca se es grande situándose en un extremo. Hay que tocar los dos a la vez y llenar el espacio que los separa. Enamorado de la humanidad de Cristo es como aprende a amar su propia humanidad: “si el que no era miserable se hizo miseria para experimentar lo que ya previamente sabía, ¿cuánto más debes tú, no digo hacerte lo que no eres, sino reflexionar sobre lo que eres, porque eres miserable? La verdad hemos de buscarla antes en nosotros que en el prójimo. El que sinceramente desee conocer la verdad propia sobre sí mismo, debe sacarse la viga de la soberbia, que le impide verse, ante la luz, como realmente es, y se ve como él se quiere, como piensa que es o como espera llegar a ser. E inmediatamente tendrá que disponerse a ascender dentro de su corazón, y observarse a sí mismo en sí mismo.

Sólo así, tomando conciencia de uno mismo, del propio pecado, se hace uno manso y aprende a tener misericordia, y puede acercarse a los demás a socorrerles con toda suavidad. Por eso el que entra en el camino de la verdad, cuando descubre en los otros las miserias que ha llorado en sí mismo, a la vez que acumula experiencia, agudiza también su dolor… Se confiesa siervo inútil, incapaz de guiarse según la justicia de Dios, y se refugia en su misericordia. Y para alcanzar misericordia sigue el consejo de la verdad: `Dichosos los misericordiosos, porque van a recibir misericordia´.  Al llegar aquí, buscará la verdad en su prójimo; adivina las indigencias de los demás en las suyas propias; y por lo que sufre, aprende a compadecerse de los que sufren”.

Bernardo descubre en propia carne que la humildad es una apertura no sólo al Otro, sino también a los otros; supone una dilatación del corazón, pues todos los hombres son semejantes. La humildad es don, y es reconocimiento del don y del donante que abre caminos de lucidez y profundidad. De esta manera es como la persona se va simplificando y unificando en profundidad con su imagen. La naturaleza es sencilla y solicita un corazón sencillo. Un hombre así más que pensar, sentir o querer a Dios, vive a Dios. Toda su vida es oración: ora viviendo.

El santo de Claraval es un entusiasta del Dios simplicísimo. La simplicidad es para él el embalaje de la experiencia que, aunque es una en su realidad, es polisémica en su significado. El receptáculo adecuado del amor es un corazón sencillo. La naturaleza y la creación a imagen de Dios están buscando un corazón sencillo para hacerse comprender.

La paz es el acabamiento de todo itinerario espiritual y místico. Bernardo quiere llevar al hombre al lugar de la paz. Comentó muchas veces las bienaventuranzas, y los pacíficos ocupan siempre un lugar privilegiado, representan la quintaesencia de la perfección monástica.

Interioridad, pobreza, conocimiento, humildad, simplicidad y, por fin, la paz. Que, en este día de fiesta, San Bernardo, pregonero admirable de la Virgen María, nos anime a seguir por este camino de simplicidad que nos conduce a la paz, al hombre pacífico, que es el hombre nuevo incapaz de envejecer, que rejuvenece sin cesar.

Un comentario en “San Bernardo

  1. Mane dijo:

    San Bernardo: el primero que formuló los principios básicos de la mística. Su contribución tuvo un papel importante en la propagación del culto mariano.
    Su extraordinario carisma atraía a todos a Cristo.
    Era amable, simpático, inteligente, bondafoso …Todo esto y su vigor juvenil le causaba un reto en la castidad y santidad.
    San Bernardo dice algo que en nuestros días «choca»y que muchas personas no comparten: el amor a Dios va por delante del amor al prójimo. Este amor a Dios es la fuente de cualquier otro amor, el grado sumo del amor es, no amarnos a nosotros mismos sino por Él, Él es el primero de los que aman.
    El hombre polémico que encontró la humildad y la paz para vivir en Dios.
    Gracias por compartir esta preciosa y profunda homilía que nos interpela y llega al corazón

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