Un canto de amor – una denuncia de injusticia

Luis Acosta y Ángel Jesús, hondureños, intentando llegar a los Estados Unidos | Fotografía de Adrees Latif | octubre 2018

Dice José María Castillo que está parábola que se  nos proclamó en este domingo, es seguramente la más dura y directa que quedó recogida en los Evangelios como denuncia contra los dirigentes religiosos del judaísmo. Hoy podemos decir que, no solo sirve para los dirigentes religiosos, sino para los políticos y gobernantes.

Nadie es dueño de la viña del Señor, se nos entregó para cultivarla y hacerla fructificar. Solo Dios es el propietario. El Señor es el que crea, planta la viña, la cerca, es decir, la rodea con su amor y mantiene con ella una relación que es fuente de fecundidad. Y esa fuente de amor y fecundidad se nos entrega a los hombres para que la trabajemos según el querer y sentir de Dios. Pero… Siempre hay un pero de parte de los hombres: lo que tenía que ser fuente de derecho y justicia, se convierte en asesinatos y lamentos.

En esa lectura que el profeta Isaías hace de la casa de Judá, Jesús de Nazaret se lo plantea a los Sumos Sacerdotes y Senadores del pueblo, echándoles en cara que se quedaron con el campo de Dios en favor de sus intereses y descuidando las necesidades del pueblo.

No nos equivoquemos, en esta parábola de los viñadores homicidas, no se trata de temas doctrinales ni teológicos. Trata de un tema muy querido por Jesús de Nazaret que es la columna vertebral del Reino de Dios: la JUSTICIA. Tenemos en esta parábola muy bien expuesta «la patología social de las instituciones». Los dirigentes del pueblo que tienen que estar al servicio  de la comunidad, miran más por sus intereses que por los intereses de los ciudadanos a los que tienen que servir y mirar por su bien. En el plano religioso, en cualquiera religión, cristiana o no, siempre se supedita la libertad, el derecho, la justicia, el respeto, el amor, al interés interno de los dirigentes religiosos, salvando siempre, gracias a Dios, las grandes excepciones de hombres y mujeres proféticos que se dan en todas las épocas de la historia de la humanidad.

El gran error que hemos cometido los cristianos ha sido pensar que esta parábola vale solo para los dirigentes religiosos del tiempo de Jesús. La parábola habla en cada época de la historia a sus dirigentes políticos y religiosos mostrándoles sus vergüenzas. En el plano religioso, Dios no tiene que bendecir ningún cristianismo estéril que no es capaz de ilusionar a las gentes, sobre todo a los jóvenes, y hacer que la persona de Jesús sea creída en el mundo con una fe que comprometa la vida. También ahora, como dice José Antonio Pagola: «Dios quiere que los trabajadores indignos sean sustituidos por un pueblo que produzca frutos dignos del Reino de Dios». Y esto vale también para los dirigentes políticos que no están siendo capaces, en los duros tiempos de la crisis de la Covid-19, dejar sus intereses de partido y unirse para levantar el ánimo del pueblo que tiene que contemplar atónito una hipocresía, incompetencia y mezquindad que el único fruto amargo que produce su gestión es desesperar moralmente al pueblo a quien tiene que servir y dar esperanza.

La parábola, no lo olvidemos, nos habla de la tierra, de nuestra casa, bendecida por Dios para que todos podamos trabajar con alegría en su desarrollo y bienestar de los hombres y mujeres, de los animales, de los bosques, de los ríos y de los mares. Tenemos que cuidarla, amarla, mimarla, es nuestra vida y el futuro de nuestros hijos e hijas. La tierra es de Dios y cuando nos la apropiamos como explotación particular, destruimos un proyecto de bienestar para todos. Apropiarse de la tierra es no respetarla y la esclavizamos y creamos un deseo ilimitado de adquirir y aumentar los propios bienes creando un ser humano que lucha egoístamente por lo suyo y se organiza para defenderse de los demás. Y surge una sociedad que separa y enfrenta a los individuos empujándolos hacia una rivalidad y competencia, y no hacia la solidaridad y mutuo servicio.

A lo largo de la historia Dios envió y sigue enviando hombres y mujeres carismáticos, creyentes o no, que exigen los frutos y alimentos que eleven la vida y la dignidad de los hijos de Dios. Y se sigue matando a los profetas y mensajeros, aunque después, cuando dejan de ser molestos por su muerte,  se les levantan estatuas o se les pone su nombre a una calle. Esta es la gran tragedia que sucede en el mundo de las religiones y en el mundo político: silenciar la voz de los profetas o matarlos es creerse dueños de la viña y no sus servidores.

Tenemos que seguir manteniendo vivo el grito de Leonardo Boff: «Somos hijos de la tierra, tenemos que bajar a los pobres de la cruz de las grandes injusticias sistémicas que se han apoderado de nuestras sociedades. Tenemos que cultivar el amor, la justicia, al ética, la espiritualidad si queremos que la viña de uvas y no agrazones».

Nunca los caminos de Dios están cerrados. Si los obreros de la viña no dan sus frutos a su tiempo, otros labradores se harán cargo de ella. La viña de Dios le pertenece solo a Él. Si las iglesias cristianas no producen los frutos que se espera de ellas, Dios seguirá abriendo nuevos caminos de salvación.

9 comentarios en “Un canto de amor – una denuncia de injusticia

  1. Bea dijo:

    Gracias por aclararnos tan contundentemente de quién es la viña. Casualmente ayer comentaba con una amiga este decir, sin relacionarlo claro con la Viña del Señor. Gracias.

  2. comunidade grão de mostarda dijo:

    …e quando nos unimos por forma a tornar esta Terra a «vinha» de todos os injustiçados? Não esqueçamos: ninguém é dono da «vinha». Ela pertence a todas e a todos nós; a todas e a todos que HOJE não têm lugar, a todas e a todos a quem foi roubado o seu «espaço» na «vinha». É HOJE que elas e eles necessitam de Viver, e não AMANHÃ, num qualquer «céu» imaginário. O que esperamos?

  3. Roberto dijo:

    No soy mensajero de Dios por que Dios no me ha designado, o tal vez si, pero no tengo constancia. La viña del señor está abierta, el dicta, nosotros interpretamos su mensaje, compartimos y el nos bendice si hacemos bien. Que Dios nos oiga y nos acoja si oímos claramente su mensaje. Que Dios nos Bendiga si es así.

  4. Mane dijo:

    Dios abrirá nuevos caminos de Salvación en pueblos que produzcan frutos. Muchas gracias por compartir esta magnífica homilía.

  5. M.Carmen dijo:

    Gracias x ser claros y contundente!!la sociedad espera esto!!ya es hora de alzar la voz y aliviar con ella tanto sufrimiento!! Gracias x poner voz a tantos como pensamos así.

  6. JUAN CARLOS RUIZ dijo:

    Agradecemos vuestro compromiso en todos los ámbitos de de la vida de ser humano, esta valentía hace mucha falta en los momentos que estamos viviendo.

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