El Evangelio de hoy narra una de las numerosas polémicas que los discípulos de los fariseos y los partidarios de Herodes mantuvieron con Jesús. Ya el primer versículo nos dice que los fariseos buscan comprometer a Jesús. La controversia de hoy es sobre el tributo al César. La exégesis actual está de acuerdo en afirmar que Jesús, con su respuesta, no viene a decir que una mitad del ser humano pertenezca al César: la mitad material, o cultural, o exterior, relacionada con el ‘reino del mundo’; y la otra a Dios: la mitad espiritual, personal o interior.
Jesús, se sitúa en otro plano diferente, no trata de contraponer lo temporal a lo celestial, el César a Dios, los que están a favor del sistema a los antisistema, los conservadores a los progresistas, la izquierda a la derecha, un modo de hacer teología a otra modo de hacer teología, los creyentes a los no creyentes… Con su respuesta, Jesús se desmarca de la pregunta trampa que le formulan. Ellos quieren que se implique, que tome partido, que se defina por una ideología concreta, que se identifique con una de tantas etiquetas.
Este tipo de planteamientos, de preguntas, nos resultan familiares; a menudo, son el pan nuestro de cada día. Cuando elaboramos nuestra propia teología o nuestro perfil de Jesús, lo que estamos haciendo es proyectar nuestras ideologías, nuestras identificaciones, buscamos un dios a la carta, que Dios esté de mi parte, siendo juez que absuelve a los míos y que condena a los que no son de los míos.
Al César corresponde lo relativo a si tomo este camino o adopto aquella opción o decisión, según mis sinceros criterios. Jesús se sitúa en otra perspectiva. No se identifica con ninguna ideología, ni con la derecha ni con la izquierda, ni con los progresistas ni con los conservadores, con una u otra manera de hacer teología. Dios está acompañando todos los caminos y todas las opciones y decisiones según la verdad condicionada de cada uno.
Si Jesús se hubiera colocado del lado de uno de los dos extremos, entre los que andamos divididos y enfrentados, tendríamos argumentos para justificar la teocracia, el fundamentalismo, el pensamiento único, una visión excluyente de la realidad y, no existiría el pluralismo, el sentido democrático, tantas y tantas conquistas seculares, que son herencia legítima de los valores evangélicos.
Si tu conciencia te dice que votes a la derecha, vota a la derecha, si empatizas mejor con los progresistas que con los conservadores, adelante… da al César lo que es del César. Pero sean cuales sean tus opciones y decisiones, te sitúes donde te sitúes, estés donde estés, condúcete en la vida con honradez, con honestidad, con una mente abierta y dialogante, sé tolerante, no anatematices a nadie en función de su raza, color, ideología, género, condición social, orientación sexual o religión. Respeta y cuida de todo ser viviente, dale el derecho a existir y a ser aceptado tal como es. Busca la concordia, la unanimidad en la diferencia y la pluralidad. En definitiva, hagas lo que hagas, hazlo todo con amor, con generosidad y con amabilidad. Entonces, estarás dando a Dios lo que es de Dios.
Pagadle al César lo que es del César, es decir, estad en el mundo; sin ser del mundo, pagadle a Dios lo que es de Dios.
Hoy hemos escuchado: Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios (Isaías). Este Señor, es Dios, es el Dador de la gracia y de la paz. Así se lo dice Pablo a los cristianos de Tesalónica: … en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros gracia y paz. Y esta es la buena noticia que se nos anuncia siempre en el Evangelio, la Buena Noticia de la Gracia y de la Paz.
¡Qué profunda añoranza de la paz, de esta Paz de Dios! La paz de Dios que se percibe en la profundidad del corazón humano. Lo confesemos o no, el fondo de nuestro ser está habitado por un fuerte componente de inseguridad, angustia y miedo. Llevamos dentro un campo de minas que, si lo activa el miedo, se dispara hacia lo peor. En la Paz de Cristo, se supera la insaciable codicia que late en la profundidad del corazón pervertido (J. Moltmann)
Una Paz así nadie se la puede dar a sí mismo. Lo más que podemos hacer es ‘disponernos’ para recibirla. La Paz es pura Gracia de Dios. Yo no me puedo dar la paz a mí mismo, ni siquiera la paz interna e íntima… Cualquier intento de paz que no sea femenino, que no venga como un don, nunca será la verdadera paz (R. Pannikkar)
Ven, Señor, visítanos con tu Paz, y nos alegraremos en tu presencia de todo corazón (Sal. 104, 4-5).
Gracias, hoy he orado por todos vosotros, misioneros de Sobrado al 100×100, ¡benditos los pies del mensajero que anuncia la Paz!, eso es lo que estáis haciendo desde el monasterio porque tenéis las armas de la PAZ,¡qué maravillas de amor hacéis cuando estáis cantando las maravillas de Dios… y se ven, creedme, aunque alguien no las vea. Necesitamos limpiarnos los ojos…
Se me ha pasado escribirlo, ¡gracias Mirones por la pintura que como tantas otras veces me dice mucho!
Gracias
Muchas gracias .
“ adelante “
“” …Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos De Dios… “”. Hoy es la jornada mundial por la evangelización de los pueblos… es día de tener presente lo que se entiende clásicamente por las actuaciones en las Misiones. La persona Cristiana se debe dar cuenta que ella se encuentra continuamente en una actitud de Misión. Y su Misión es llevar en sí hacia los demás la Buena Noticia…el Evangelio de Jesús. Ha de estar con los pies en la Tierra, en el mundo… en su tierra más cercana, al lado de los que le necesitan. Valores contrapuestos son los que ofrecen los diferentes estilos de vida… Pero, no se puede olvidar uno de elevar, levantar, al caído. Nuestras debilidades parten muchas veces de intentar acoplarnos a la generalidad, sin darnos cuenta que cada persona, dentro de la pluralidad, es única e irrepetible. Asumiendo nuestra condición de ser Todos hijos De Dios, sin excepción, es necesario luchar, dentro de este mundo que devora, por una mejor Humanidad donde el Creador vea, si se lo permitimos, su Rostro y Reflejo. Dios nos ama con unas entrañas de Misericordia Eterna… Nos deja libertad para ser dentro de Su Ser. Nos quiere sencillos, alegres, cautivadores exquisitamente de ayudar al otro con sus problemas… No olvidemos que Jesús ocupa todo su tiempo en anunciar el Reino De Dios y en curar a todos los hombres. Nos alienta a continuar…a no desfallecer en nuestras luchas, aunque sean en ocasiones en contra del imperio de las ideas de moda. Dios es un Dios Grande, de buenos y malos… no discrimina ni hace acepción de personas. Seamos nosotros muy muy tolerantes y muy flexibles. Pidamos que el Espíritu Santo venga sobre nosotros y nos ayude.
Comparto ese anhelo de trascender la división en la posición de Jesús en el Evangelio de hoy pero creo que no debe existir una posición no equidistante ante la barbarie y que como decía el poeta Gabriel Celaya: » maldigo la poesía de quien no toma partido, parido hasta marcharse». Jesús estuvo con los pobres, con los oprimidos. Fin de la historia. Gracias siempre.
Una interpretación muy diferente de dar al césar….bastante esclarecedora. Así como la exposición de bastantes parejas ideológicas antagónicas, ojalá y todas obren de puro corazón, sin dejarse llevar de los aspectos más oscuros de éstas. GRACIAS.
Gracias