Jesús, con sus palabras y gestos, entusiasma y sana, promoviendo y devolviendo la vida: Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios… Todo el mundo le buscaba… Recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
La sanación de Jesús sigue siendo una realidad palpable también hoy para nosotros, pero no sucede como con frecuencia imaginamos. Pensamos que, si Dios hace caso de nuestras peticiones, vamos a creer en Él. Olvidamos que no es el milagro lo que da la fe, sino la fe la que hace el milagro. Sólo los ojos de la fe pueden ayudarnos a detectar la presencia de Dios en el fondo de las realidades dramáticas de la existencia. En ellas, somos invitados al consentimiento, a la rendición, a la entrega, a la aceptación. Dios no ha venido a suprimir el sufrimiento, ni siquiera ha venido a explicarlo, sino que ha venido a llenarlo de su presencia (Paul Claudel)
La rendición llega cuando dejamos de preguntar: ‘¿por qué me está pasando esto a mí?’. En las situaciones aparentemente inaceptables y dolorosas somos apeados del olimpo de los dioses al que nos hemos aupado, para ser devueltos a nuestra condición de criaturas. Gracias a esas situaciones desfavorables, se abren nuestros ojos y podemos percibir el bien mayor que se esconde en ellas, que cada calamidad lleva en su seno la semilla de la gracia. A lo largo de la historia, siempre ha habido mujeres y hombres que, cuando tuvieron que hacer frente a grandes pérdidas, enfermedades, prisión o muerte, aceptaron lo aparentemente inaceptable, y así hallaron la paz que supera toda comprensión.
La aceptación de lo inaceptable es la mayor fuente de gracia en este mundo. Hay situaciones en las que todas las respuestas y explicaciones fracasan. La vida deja de tener sentido. Cuando aceptamos plenamente que no sabemos, renunciamos a esforzarnos por encontrar respuestas con nuestras limitadas luces y nos abrimos al florecimiento de la sabiduría de Dios ¿Acaso hay injusticia en Dios? De ningún modo… (Rom. 9,14) … Más bien habría que preguntar: Oh, hombre, ¿quién eres tú para enfrentarte a Dios? ¿Acaso diría la vasija al que la modela por qué me has hecho así? ¿O acaso no puede el alfarero modelar con la misma arcilla un objeto destinado a usos nobles y otro dedicado a usos menos nobles? (Rom. 9,20-21)
Aceptación no significa que deberíamos renunciar a toda tentativa de impedir que suceda aquello que no deseamos. No apaga el impulso transformador. Significa ver la realidad, las cosas como son realmente, y no como esperamos o deseamos que sean. Y, desde ese lugar de alineamiento total con lo que es, toda acción creativa, afable y sabia fluye con naturalidad. A veces, nuestros corazones necesitan romperse completamente para poder abarcar más vida, para poder aceptar un amor más grande.
Cierta vez llegó Rabi Akiva a un pueblo lejano, y buscó lugar para pernoctar, pero para su sorpresa no lo dejaron ni siquiera entrar al pueblo. Exclamó: “Todo lo que el Creador, el Misericordioso hace, lo hace para bien” y fue a dormir al bosque. Tenía una vela para alumbrarse, un gallo para despertarle por la mañana, y un burro para montar y viajar.
Sopló viento y le apagó la vela, Rabi Akiva nuevamente exclamó: “Todo lo que el Misericordioso hace, lo hace para bien “.
Apareció un gato y devoró al gallo, Rabi Akiva repitió: “¡Todo lo que el Misericordioso hace, lo hace para bien! “.
De pronto vino un león y devoró al burro. Dijo: “¡Todo lo que el Misericordioso hace, lo hace para bien! “.
En la mitad de la noche llegaron al pueblo un grupo de asaltantes que robaron todo, y se llevaron a los habitantes como esclavos. Dijo Rabi Akiva: “Ya afirmé: Todo lo que el Misericordioso hace, lo hace para bien: si la vela hubiese estado encendida, me hubiesen visto. Si el gallo o el burro hubiesen estado vivos, hubieran dado voces y me habrían tomado prisionero también a mí” (Relato del Talmud)
A veces nos pasan cosas que parecen buenas pero que terminan causándonos problemas. En cambio, en otras ocasiones, nos suceden cosas que etiquetamos como malas, pero de las cuales nos alegramos más adelante. En la vida no hay situaciones completamente buenas ni totalmente malas, todo encierra pros y contras. La vida está en constante cambio, y aquello que ahora resulta doloroso, difícil u oscuro, mudará en fortaleza, belleza y sabiduría.
¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Que insondables sus decisiones, y que irrastreables sus caminos! En efecto, ¿quien conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quien le ha dado primero para tener derecho a la recompensa? Porque de él, por él, y para él existe todo. A él la gloria por los siglos. Amén (Rom. 11,33-36)
Que así nos venga esa fortaleza, belleza y sabiduría a los que atravesamos momentos dolorosos….todo lo que el Misericordioso hace lo hace para bien…lo creo aunque hoy me cuesta algo verlo…a pesar de ello: «A El la Gloria por los siglos de los siglos. AMEN. Y como siempre muchas gracias por reflexión de Sobrado: Dios,el misericordioso, les siga bendiciendo con Su Presencia.
Coincido con todo lo q expresas, Pedro, en estos momentos me suaviza mis vivencias, gracias también.
Gracias
Gracias
Gracias por estas hermosas palabras. Cuando como decís, aceptamos lo inaceptable…cuando caen los ídolos y te reconoces criatura, empieza de verdad la gracia. Que Él os y nos siga bendiciendo.
Muchas gracias siempre.
¡ Toda una vida !
Me suena a complicidad, implicación
Bella y necesaria reflexión por la cual os estoy muy agradecida.
Gracias.
Este comentario me ha venido muy bien a mi corazón , que está roto de dolor . Creo que el Señor está más que antes conmigo , es el eje de mi vida y El me ayudará a levantarme . Muchas gracias por ayudar con vuestra palabra .
Muchas gracias, Paloma, por compartirlo con nosotros y mucho ánimo.
Me preocupa no haber recibido reflexión sobre el domingo de la curación del leproso…con el que me siento tan identificado ¡ cómp me callaré si la mano del Señor ME TOCA!, tampoco el de hoy comienzo de la cuaresma con la Ceniza, me gustaría saber si hay algo envíado…por si fuera causa de fallo en mi ordenador, gracias.
Buenos días, Pedro. El problema no será de tu ordenador, sino nuestro. Ya intentaremos solucionarlo. Gracias a ti!
Gracias por responder