Con el yo a cuestas

A medida que entramos en la vida ascética y avanzamos por los caminos de la renuncia encontramos que nuestro mayor obstáculo y nuestro mayor lastre es este hombre viejo, este cuerpo de muerte, este inseparable yo que llevamos siempre encima. De ninguna manera es nuestro verdadero yo.

Thomas Merton en «La senda de la contemplación«