
El carisma cisterciense en las comunidades laicas
El carisma cisterciense se caracteriza, en primer lugar, por la búsqueda individual de Dios que se realiza en comunidad, en el trabajo y la oración común que sostienen la comunidad, y en el silencio y la soledad de la oración contemplativa. Ello engendra la atención, la humildad, la gratitud y un profundo amor por todos los pueblos y, de hecho, por toda la creación. Los laicos cistercienses, con la orientación de nuestros consejeros monásticos, hallamos la manera de adaptar e incorporar a nuestra vida cotidiana los hábitos cistercienses de oración, trabajo, lectio y contemplación.
El amor que caracteriza a las comunidades laicas cistercienses y nos alimenta,
también caracteriza el modo de ser de cada miembro en el mundo.
Nuestras comunidades laicas son lugares de conversión permanente y escuelas de
caridad donde aprendemos a seguir la regla de humildad, obediencia y disciplina
establecida por San Benito en un camino continuo de crecimiento espiritual.