Iglesia

Siglo XVII. A la magnificencia impresionante de su fachada corresponde su no menor grandiosidad interior, tanto por sus proporciones, como por lo trabajado de sus piedras. De estilo y decoración totalmente barrocos, las obras se iniciaron en 1640, tras derribar el original románico, y finalizaron hacia 1710. Obra del arquitecto Pedro de Monteagudo.

Planta de cruz latina con tres naves en eje central y una transversal en el crucero, con una longitud total de 60 metros y una altura de la cúpula central de 35 metros.

La galería del coro superior del extremo oeste descansa sobre una interesante bóveda de piedra horizontal. Una cornisa de más de un metro de ancho recorre toda la Iglesia. La profusa decoración cubre la mampostería de granito tallado.

Arcos laterales ricamente trabajados en sus arranques, igual que el friso de la parte inferior de la cornisa. En lo alto de la bóveda del crucero norte todavía es posible ver la elaborada cruz roja de la orden militar de Calatrava, mientras que se pueden ver las cruces de Alcántara y los Templarios (o la Orden de Cristo como se la conoció en Portugal) en las bóvedas del transepto sur y del presbiterio respectivamente.

Hay que recordar que absolutamente todo el mobiliario ha desaparecido por completo: altares, imágenes, pinturas, órganos, sillería, púlpitos y orfebrería en general, por lo que cuesta mucho imaginar cómo debió de ser todo en un principio. Sabemos que elementos de la sillería de granito labrado se pintaron originalmente en varios colores, tanto por dentro como por fuera.