…
Oh Sabiduría,
que brota de la boca del Altísimo,
y que dispone todas las cosas con suavidad y fortaleza.
Ven y muéstranos el sendero de la prudencia.
Oh Sabiduría,
Ven… y muéstranos el camino…
Dios viene, está siempre viniendo y llama a tu puerta. Es preciso escucharlo. Escucha sus pasos, escucha su llamada. Como María. En Santa María tienes, tenemos todos, un modelo de escucha, una escucha que acoge y que guarda en el corazón el tesoro de la Palabra. Solamente escuchando podemos alcanzar la Sabiduría que necesitamos para caminar iluminados por aquella luz que nos proporciona la paz, la seguridad… Escucha, acostúmbrate a escuchar en esta sociedad que desborda y que agota con cantidad de palabras. Escucha para que tu palabra nazca siempre de un equilibrio con el silencio.
La Sabiduría llama a la puerta; a tu puerta; está siempre viniendo, lleva siempre esta iniciativa de venir; quizás, pues, no necesitamos ya invocarlo sino escuchar; escuchar su venida, el rumor de sus pasos como la Amada del Cantar:
¡Oís que llega mi amado
saltando por los montes,
brincando por los collados!
Mirad: se ha parado detrás de la tapia,
atisba por las ventanas,
mira por las celosías.
Habla mi amado y me dice:
«¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, ven a mí!» (Cant 2,8)
(Texto de José Alegre Vilas)
Durante la semana que va desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre, en el Oficio de Vísperas, precediendo al Magníficat, cantamos las antífonas de la O. Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh», y van seguidas de un título mesiánico. Son un llamamiento al Mesías, la expresión del deseo de su venida, en estos días que preceden a la celebración de su nacimiento.
En cada uno de estos siete días compartiremos aquí el texto de la antífona y una breve reflexión sobre la misma.