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¡Feliz Año Nuevo! En el Nuevo Testamento, encontramos dos palabras que traducimos por “tiempo”, pero que tienen cada una un significado muy diferenciado. Chronos es el tiempo astronómico. Se refiere al paso de las horas, días y años. Es el tiempo, en su vertiente convencional. Los días, las horas, los meses y los años, no son más que una de las distintas maneras, de medir el rotar de la tierra en torno al sol, acomodándolo a nuestros hábitos, necesidades y conveniencias.
Pero existe otro concepto más interesante aún para nuestra celebración. Este concepto está expresado por la palabra Kairós. Sería el tiempo humano. Es el tiempo oportuno para hacer algo importante que atañe a la condición humana de cada uno. Sería el tiempo propicio que debo aprovechar, porque una vez pasado, habré perdido la ocasión. Éste es mucho más importante desde el punto de vista espiritual. Se trata del tiempo que se me da a mí como oportunidad de crecer en el ser. Nos equivocamos cuando alegremente decimos: ¡Cómo pasa el tiempo! En realidad, no pasa el tiempo, pasamos nosotros. Pero lo tremendo es que lo que somos hoy, depende del uso que hemos hecho de ese tiempo que decimos que pasa.
En este tiempo relativo, sin aparente consistencia, se realizó y se sigue realizando, un acontecimiento crucial y único, impensable para nuestra mente humana: Dios entabla una relación de amor con su criatura; Dios se condiciona a sí mismo, entra en nuestra historia, en nuestro tiempo y, ese tiempo, algo tan relativo y efímero, se convierte en tiempo de Dios.
El tiempo y los acontecimientos, ordenados y en relación, se convierten en historia. La historia es el cauce por el que discurre nuestra propia realidad. Es ahí, en la propia existencia inserta en el tiempo y en la historia, donde Dios se va revelando y donde nosotros vamos descubriendo su cercanía y su amor. Recordar la vida, desde esta perspectiva, es tomar conciencia de que hay un hilo conductor que va engarzando acontecimientos, experiencias, vivencias, relaciones, realizaciones, logros y fracasos, penas y alegrías, realidades todas transidas de la presencia amorosa de Dios.
Aceptamos inmediatamente el fluir del tiempo y repelemos con terror su reflujo, pues nos preocupa que no vaya a volver. Nos empeñamos en la permanencia, en la duración, en la continuidad, cuando la única continuidad posible, tanto en la vida como en el amor, está en el desarrollo, en la fluidez… en la libertad. La única y real seguridad no consiste en tener o poseer, ni en exigir o esperar; es más, ni siquiera en albergar alguna esperanza. La seguridad de una relación no estriba en mirar al pasado por lo que fue, ni ver el futuro por lo que puede ser, sino en vivir su presente y aceptarla tal como es ahora. Por eso este Año Nuevo podríamos recordarnos que el secreto de la novedad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.
El tiempo es relativo, pero el tiempo es el soporte en el que se realiza ese encuentro único y transformante de Dios y su criatura; creación salida de un amor entrañable, definitivo y único que, en el tiempo, nos abre a nuevas posibilidades. El año 2016 es un tiempo de salvación, un Kairós para cada uno de nosotros, una nueva oportunidad de encontrarnos con nosotros mismos y con los demás en una nueva experiencia de cómo en lo transitorio y caduco, en lo temporal y pasajero, en lo limitado de nuestra propia historia descubrimos y experimentamos que su amor no tiene fin.
Hoy es el día mundial de la paz. ¡Ojalá recuperásemos el sentido del shalom judío! Nuestra palabra “paz”, a menudo pone el acento en la ausencia de conflictos, de guerra. Pero el shalom se refiere a realidades positivas. Decir shalom significaría un deseo de que Dios te conceda todo lo que necesitas para ser auténticamente tú, incluida la misma presencia de Dios en ti.
Y, hoy, con la solemnidad de Santa María Madre de Dios, concluimos esta octava de la Navidad. María reina de la Paz, bajo tu amparo ponemos nuestros deseos de Paz y de una Vida Nueva. En nuestras manos está hacer del año 2016 un año de gracia, de felicidad y de paz. ¡Feliz Año 2016!
Imagen: Pintura de Kirk Richards
Un abrazo fraterno de Agus para Santi y toda la Comunidad. Una gozada leer vuestro blog y seguir enriqueciéndose de vuestra experiencia de Dios como tantas veces compartimos en fines de semana con Mª Antonia García ODN.
FELIZ ANO DE 2016 PARA TODOS !!!
Qué palabras maravillosas que hacen pensar, reflexionar, orar…
Que podamos «hacer del año 2016 un año de gracia, de felicidad y de paz. ¡Feliz Año 2016!»
A nuestro entrañable amigo P. Santi nuestros mejores deseos de salud y felicidad!
Desde Asunción, Sud-América, con gran gozo, un saludo muy cordial para esa comunidad!