
En el jardín de la hospedería del Monasterio
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¡Jesús ha resucitado! Su Resurrección llena de alegría el mundo entero. ¡La Gracia ha brotado de la herida, en una indescriptible explosión de Vida! Esta alegría que nos produce la certeza de Jesús Resucitado pasa por la experiencia personal de un proceso, lento y penoso, que empieza en el rechazo, pasa por el desconcierto, la duda, llega a la aceptación y a la proclamación:
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros
y destapar el cielo.No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.Porque la vida es tuya
y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero,
porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas
e intentar de nuevo
celebrar la vida y retomar los cielos.No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.(Mario Benedetti)
¡Que la Luz Pascual del Primer Día de la Semana ilumine, sostenga, anime y proteja nuestro caminar de buscadores seducidos por la Luz Viva que es Cristo Resucitado, Señor de la Vida!