Nuestros Fundadores sabían bien lo que querían. Su imaginación plasmó el género de vida al que se sentían llamados. Si leían la Regla no era para descubrir algo desconocido, sino para encontrar en ella la justificación y garantía de lo que se habían atrevido a soñar, y el texto aprobado para expresarlo. Dice Lekai que el motivo principal de la fundación de Císter era crear una vida de austeridad y pobreza, en una separación completa del mundo. Se apela frecuentemente a la Regla por razones legales, pero en su aplicación concreta y en su interpretación la Regla estaba subordinada a los principios de pobreza y soledad auténticas… Se cita la Regla únicamente por piadosa conveniencia, pero el verdadero motivo, tanto para rechazar como para introducir ‘novedades’, era el deseo ardiente de los monjes de vivir en la más tranquila soledad.
Los Cistercienses del s. XII apelaban constantemente a la experiencia para legitimar su doctrina. Entendían la fidelidad no como una reproducción de un modo de vida arcaica, sino más bien como la unión entre el texto antiguo y la sensibilidad actual, buscando su resonancia interior. La interpretación auténtica se determinaba no sólo citando autoridades, sino sobre todo a través de una interpretación más acorde con la obra interior de la gracia, debidamente discernida no sólo por una persona sino por muchas. Eran conscientes de que con el paso del tiempo se olvidan y se desconocen las experiencias concretas de los hombres que un día fueron su punto de arranque. Ellos querían reencontrar esas raíces experienciales en lugar de convertirse en repetidores o administradores de un sistema petrificado de conceptos. Pues la tradición sólo es guardada cuando produce algo nuevo. Y buscar la raíz experiencial no significa acudir a acontecimientos psíquicos extraños. La experiencia es algo más general, y a la vez más complejo, que una «vivencia mística puntual»: es el modo como entramos en relación con el mundo o como interpretamos la realidad que nos sale al encuentro. Supone riesgos y dolores con el fin de adquirir, sobre todo, un saber que tiene sabor. La experiencia viva se convierte así en un soporte duradero, capaz de mantener abiertas a las personas, a pesar de la oscuridad y amenaza de la vida.
Por lo tanto, para ellos el “libro de la experiencia” es la guía para interpretar el libro de la Regla. Las aspiraciones personales se consideraban como una ayuda para entender lo que proponía San Benito. La RB se miraba como tal, solamente en el sentido de que conformaba y expresaba la doctrina del Evangelio, como estaba impresa interiormente: “La vida de Cristo es para mí una regla de vida” (San Bernardo).
Su deseo ardiente de pobreza y soledad, podríamos interpretarlo a la luz del siguiente texto de un sermón del maestro Eckhart: El ser humano debe volverse auténticamente pobre y quedar tan libre de su propia voluntad como lo estaba en el momento de nacer. Y por la Vida Eterna te digo que, mientras aspires a cumplir con la voluntad de Dios y tengas algún deseo de eternidad y de Dios, no serás verdaderamente pobre. El que tiene verdadera pobreza espiritual es el que no quiere nada, no sabe nada, no desea nada.
Se podría decir con certeza, que nuestros Fundadores eran personas inteligentes y vieron que su determinación de vivir bajo la guía de la RB no implicaba una observancia ciega de cada detalle que prescribe. Interpretaron la RB de manera creativa, no queriendo eludir sus exigencias sino intentando que fuera para ellos, en el s. XII, lo mismo que se pretendió en tiempos de San Benito.
Esta “fidelidad creativa» debe ser considerada como una de las principales características de la Reforma Cisterciense y un valor que hay que seguir cultivando en nuestros días. Es un elemento paradójico ya que la fidelidad a veces pide cambio y el rechazar el cambio supone una radical infidelidad.
Agradecidos en este día por el legado carismático de nuestros santos Fundadores que alienta día a día la vida de nuestras comunidades, somos invitados a leer la Regla y los documentos primitivos con una nueva luz, no sólo con un corazón que escucha, sino con un sentido de atención para oír lo que el Espíritu está diciendo hoy a las iglesias, a nuestras iglesias cistercienses. Si hacemos esto, quizá podamos valorar mejor el modo cómo consideraron la RB los Fundadores, y cómo fue para ellos un camino de liberación y gracia, nunca de estancamiento y esclavitud. Que por su intercesión y la de Santa María, Madre del Císter, la vida cisterciense en nuestras comunidades sea un camino de liberación y gracia.
Gracias
Los monjes viven bajo una regla y un abad. No parece que esta regla sea solamente para no olvidar como y para que se hizo?.mi percepción es que es fundamental y básica para el monje. Dice Eckhart que debe hacerse verdaderamente pobre,mientras aspire a cumplir con la voluntad de Dios y tengas algún deseo de eternidad y de Dios,no serás verdaderamente pobre. Todos tenemos deseos de Dios y de eternidad,lo necesitamos. Dice,la pobreza espiritual es no saber nada,no querer nada,no desear nada. En unas reglas encuentran justificación para su forma de vida. Que hay que justificar? Austeridad y pobreza, separación completa del mundo. Esto Jesús en su vida pública no hizo nada parecido. Mi opinión. Las órdenes monásticas o no,fundadas hace siglos ,aquí y ahora no creo que tengan mucho sentido. Vivir totalmente aislados del mundo,de este nuestro planeta donde millones de personas tanto necesitan de todos nosotros, no es cristiano. Una fe que no està dolorida por los pobres y a su lado no es fe. No hay justicia sin caricia. Escuchar a Dios es escuchar al mundo. Escuchar al mundo es escuchar a Dios. Esto es ver la Luz. De verdad, si es así, tiene sentido?
Felicidades en este día grande para vosotros al vivir la FIESTA de vuestros fundadores. Para mi vuestro carisma sigue siendo actual en el mundo de hoy. Y los escrito por el gran maestro Eckhart tiene hoy , más que nunca su sentido. Hay que apartarse del «mundo y vivir en soledad » para vivir vuestro carisma. Y eso se consigue desde la pobreza espiritual absoluta y no saber nada,no querer nada,no desear nada es el mejor camino. No saber, no querer, no desear todo aquello que nos da «malo el mundo para vivir en pobreza y soledad. Gracias por recordarnos con vuestro carisma , como se puede vivir pero no agotar el SEGUIMIENTO A JESUS HOY.