
Claustro de Medallones | Monasterio de Sobrado
No es frecuente en nuestra sociedad defender el derecho de la persona a la verdad. Uno se pregunta: ¿por qué no se escuchan gritos de protesta contra la mentira, al menos, con la misma fuerza con que se grita contra la injusticia? ¿Será que no somos conscientes de la mentira que nos envuelve por todas partes? ¿Será que para gritar contra la mentira, la hipocresía y el engaño, es necesario vivir con un mínimo de sinceridad personal?
La mentira o la verdad a medias es hoy y como denunciaba en otros tiempos el Profeta Jeremías (9, 2-12. 17,22) uno de los presupuestos más firmes de nuestra convivencia. El mentir es aceptado como algo necesario, tanto en el complejo mundo del quehacer político como en la «pequeña comedia» de nuestras relaciones personales de cada día.
La persona se ve obligada a pensar, decidir y actuar envuelta en una niebla de mentira y falsedad, Indefensa ante un cerco de falacias, engaños y ambigüedad de los que no es fácil liberarse para moverse con acierto.
¿Cómo saber la «verdad» que se oculta tras las actuaciones de los diversos partidos políticos? ¿Cómo conocer los verdaderos hilos que mueven a los autores de actos terroristas? ¿Cómo descubrir los verdaderos intereses que se encierran tras campañas y acciones que se nos pide defender o rechazar? ¿Cómo actuar con lucidez alimentados por una información parcial e interesada?
Se dirá que la mentira es necesaria para actuar con eficacia en la construcción de una sociedad más libre y justa. Pero, ¿hay alguien que pueda garantizar que estamos haciendo un mundo más humano cuando desde los centros de poder se oculta la verdad, cuando entre nosotros se utiliza la calumnia o las medias verdades para destruir al adversario, cuando se obliga a la gente a que sea protagonista de su propia historia desde el engaño y la ignorancia de la verdad real?
El hombre está hecho para vivir en la verdad. Y difícilmente se construirá nada verdaderamente humano sobre la mentira y la falsedad. En el mensaje de Jesús hay una invitación a vivir en la verdad ante Dios, ante uno mismo y ante los demás. «Yo he venido para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»
Es bueno que se escuchen de nuevo en esta sociedad aquellas palabras inolvidables de Jesús, que son un reto y una promesa para todo hombre que busca sinceramente una sociedad más humana: «La verdad os hará libres.» Es así.
La mentira no construye una sociedad o comunidad de la clase que sea, más democrática ni más liberada. Sólo la verdad, aunque sea despreciada y perseguida, nos llevará a una convivencia más pacificada. Este es el mensaje de Jesús, el hombre que, según sus mismos enemigos «era sincero y enseñaba el camino de Dios conforme a la verdad».
Muchas gracias. Es una gran ayuda para los que tenemos que vivir a diario en esta tragicomedia, llena de mentiras, medias verdades, siendo solo medios para fines q cuando ya no sirves o dices la verdad, te apartan, te desechan…
Oraciones
Así es… vivir en Verdad? el que pueda que nos diga cómo… que maravillosa reflexion ¡ Gracias.
Verdades que son mentiras, mentiras que son verdades, el mundo es una locura para los cuerdos y cordura para los locos…
» La verdad os hará libres» , que ciegos y sordos estamos, la verdad nace de un corazón regado con humildad y bondad, un corazón en gratitud por vivir. La verdad es la vida que somos sin aliños , sin atajos, con tormentas y días soleados. La verdad es la puesta del sol y su ocaso. Una lagrima, una sonrisa, un abrazo.
La verdad somos cada uno de nosotros cuando nos mostramos vulnerables y confiados.
Desde la Orden de la Veritas: Graciñas
Gran sencillez con una base muy antropologica creíble hasta para los mas alejados. Gracias