SIMPLEMENTE SER…

Fotografía Rafael E. Monje de Sobrado

Un año más llegamos a este tiempo eclesial de la Cuaresma motivados por el anhelo de ponernos en camino, fieles a la pasión de nuestra vida que es Jesús. Este anhelo de conversión lo expresamos con buenos deseos y buenos propósitos, porque no queremos continuar en la mediocridad, siempre a merced de nuestras propias voluntades. Queremos ser enteramente del Señor, porque hemos descubierto, intuimos y sabemos que sólo Jesús es nuestra Paz y nuestra Salvación.

Podríamos expresar de muchas y diversas formas lo que significa la metanoia. Una de ellas podría ser la siguiente: Ese estado personal en el cual, por fin, ya no soy yo el centro del universo -mi vida, personal, concreta deja de ser el centro del universo-, sino que el centro es real y verdaderamente Jesús. Por eso, mi propuesta para este tiempo de Cuaresma es comenzarla poniendo a Jesús en el centro de mi vida, ya, ahora, en la situación actual en la que me encuentro, y hacerlo incluso antes de proponernos seguir la senda que nos marcan nuestros buenos deseos y propósitos para conseguir ser enteramente del Señor.

¿En concreto, a qué me refiero? Jesús está ya enteramente presente en mi vida tal como es, está presente acogiéndome y amándome incondicionalmente en la mayor o menor tibieza de mi vida. Si mi anhelo de conversión, si el cambio que quiero que se produzca en mi vida no parte de este descubrimiento salvador, los buenos deseos que tenga y los fervorosos propósitos que me haga, pudieran no ser otra cosa que vías sutiles de escape de una situación personal de no-acogida, de no-aceptación y de no-amor a mí mismo.

Una mujer estaba agonizando. De pronto, tuvo la sensación de que era llevada al cielo y presentada ante el Tribunal.

«¿Quién eres?», dijo una Voz.

«Soy la mujer del alcalde», respondió ella.

«Te he preguntado quién eres, no con quién estás casada».

«Soy la madre de cuatro hijos».

«Te he preguntado quién eres, no cuántos hijos tienes».

«Soy una maestra de escuela».

«Te he preguntado quién eres, no cuál es tu profesión».

Y así sucesivamente. Respondiera lo que respondiera, no parecía poder dar una respuesta satisfactoria a la pregunta «¿Quién eres?».

«Soy una cristiana».

«Te he preguntado quién eres, no cuál es tu religión».

«Soy una persona que iba todos los días a la iglesia y ayudaba a los pobres y necesitados».

«Te he preguntado quién eres, no lo que hacías».

Evidentemente, no consiguió pasar el examen, porque fue enviada de nuevo a la tierra.

Cuando se recuperó de su enfermedad, tomó la determinación de averiguar quién era. Y todo fue diferente.

Tu obligación es ser. No ser un personaje ni ser un don nadie -porque ahí hay mucho de codicia y ambición-, ni ser esto o lo de más allá -porque eso condiciona mucho-, sino simplemente ser.

Por eso os propongo al empezar esta Cuaresma, tiempo de Gracia y de Salvación, que acojamos la invitación a descubrir el Amor incondicional de Jesús ya presente en mi vida, tal y como es, a permanecer en Su Amor –no porque seamos dignos y merecedores de Él-, permanecer en Su Amor siendo como somos, en nuestra situación real y actual, dejándonos envolver por el Amor de Dios -quien siempre nos amó, nos ama y nos amará- para que se vaya sanando nuestro interior, y nuestro corazón se vaya transformando en un corazón de carne, en un corazón iluminado desde la acogida paciente, desde la aceptación misericordiosa y desde el Amor incondicional.

Que el Espíritu del Señor nos ilumine para que nos pongamos a su entera disposición, y podamos caminar y llegar a la Pascua con ansias de alegría espiritual.

4 comentarios en “SIMPLEMENTE SER…

  1. José Luis Vázquez Pascual dijo:

    Queridos amigos os ruego que me envieis comentarios y exhortaciones de la vida de Jesús con más frecuencia me hacen mucho bien que Dios os bendiga

  2. Ignacio Murga dijo:

    Buenas Noches… Agradecido de sus valiosas reflexiones al inicio de la Cuaresma. Sería interesante que nos hablaran del las prácticas cuaresmales: el ayuno, la oración… A qué estamos invitados?… Por ahora, como dicen: «simplemente ser», poniendo el centro de nuestras vidas en el Dios incondicional que nos ama… Un paso anterior al de ponernos en marcha con nuestros buenos deseos y propósitos… Saludos desde Venezuela.

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