TU VIDA ES DE DIOS

En las celebraciones de estos días de Semana Santa, vamos a acompañar los últimos pasos –dolorosos y dichosos para nosotros- de Jesús de Nazaret por nuestra tierra. Jesús mismo nos va a enseñar en estos días el arte de morir. Y el único modo de enseñarnos cómo morir es enseñarnos cómo vivir. No están separados. Si conoces el modo correcto de vivir, sabrás cuál es el modo correcto de morir.

La vida de Jesús no fue otra cosa sino la expresión de la Vida de Dios que le habitaba. Él, el hombre libre según el Espíritu, conoció la Vida en su centro más íntimo. Su vida fue un derroche abundante de aguas vivas sanadoras, liberadoras, comunicadoras de amor y de vida que manaban del manantial del Espíritu. El Espíritu era su mismo ser. Jesús vivió muriendo, descentrado de sí mismo. Su centro era su Padre. Por eso la muerte es un revivir continuo, es la clave para que la vida resucite una y otra vez, para que la vida se libre de la humanidad vieja.De este modo serás capaz de fluir y podrás de nuevo volverte fresco y joven y ser la persona nueva que Dios quiere que seas. Por eso lo decisivo es cómo vivir, y Jesús no se cansó de mostrárnoslo con su propia vida.

Tu vida es tu vida, no es la vida de nadie más. Tu vida es de Dios, por eso no permitas que nadie te domine, no dejes que otros te dicten lo que has de hacer, porque si no te perderás tu vida. La vida está en tu interior. Si buscas siempre a alguien para que te dicte lo que has de hacer, para que te dirija, para que decida a favor o en contra, nunca serás capaz de conocer lo que es la vida. La vida ha de ser vivida y tú has de seguir las mociones de la luz interior que habita dentro de ti.
Una persona con vida interior, libre, es aquella que no está a favor y tampoco en contra de la sociedad. Simplemente vive como Jesús, desde la Vida que brota incesantemente de su interior. Si va en contra de la sociedad o si va a su favor es irrelevante, no importa. La persona interior vive como Jesús en sintonía con la Vida que le habita, de acuerdo a la luz que brota de su interior. Y no estoy diciendo que se vuelva un ser egoísta. Al contrario es humilde, porque sabe que su luz es como es, posiblemente diminuta y escasa, pero esa es la luz que posee, la que le es constantemente regalada por Jesús, su maestro interior. Su paz, su amor, su alegría, su fuerza, su libertad son la expresión de saborear vitalmente que se recibe continuamente de Dios. Por eso no es altanero, es muy humilde, como Jesús, recreado continuamente desde la Vida del Padre.Cuando actúa según su propia comprensión de la vida, guiado por el maestro interior, se humaniza y se diviniza; es lo mismo.

En la vida no siempre existe una certeza sobre lo que hay que hacer. A veces puede que te encuentres muy confundido. Deja que sea así, pero intenta descubrir una salida para tu confusión. No es la certeza lo que has de buscar; la vida no es una certeza, la vida no es segura. La vida es un continuo apostar. Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso que uno nunca lo sepa. Si fuera predecible, no valdría la pena vivir la vida. Si todo fuera como te gustaría que fuese y si todo fuera una certeza, no serías un hombre o una mujer, serías una máquina.
Por eso, es la vida interior lo que siempre has de buscar; busca vivir desde tu corazón.Como hizo siempre Jesús -y más al final de su vida mortal-, pase lo que pase, permanece siempre anclado en la Roca firme, en el Padre Bueno de quien te recibes vivo y recreado constantemente.
Esto es lo que celebramos: que Jesús vivió y murió desde la libertad propia de ser el Hijo de Dios, para que nosotros vivamos en la libertad de los hijos e hijas de Dios.

3 comentarios en “TU VIDA ES DE DIOS

  1. vicenta rúa lage dijo:

    Todas estas palabras me sirven, las tendré muy en cuenta y, sobre todo, las agradezco inmensamente.
    Destaco: «Su paz, su amor, su alegría, su fuerza, su libertad son la expresión de saborear vitalmente que se recibe continuamente de Dios (…) Es muy humilde, como Jesús, recreado continuamente desde la vida del Padre (…) Guiado por el maestro interior, se humaniza y se diviniza; es lo mismo».
    El título del comentario es pura resonancia, para contemplar, saborear y orar.

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