Queridos hermanos y hermanas
Querida familia y amigos
Queridos todos
La profesión monástica es un acto libre al que se llega después de la experiencia de una seducción y tras un largo y minucioso discernimiento ante Dios, ante la comunidad y ante sí mismo. La profesión solemne, contrariamente a lo que se suele pensar, no es un punto de llegada, sino más bien, el momento en el que algo nuevo comienza a germinar: la intuición de que todo es Gracia, de que para proseguir el camino, para orientar la vida de cara a los valores del Reino, en la búsqueda sincera y constante de Dios, en la construcción humilde y fiel de la comunidad y en el testimonio de una vida orante, sencilla y fraterna… es imprescindible permanecer en su Amor. Sin Jesús, no podemos hacer nada.
Querido Rafa:
Han pasado ya más de diez años desde que visitaste por primera vez el monasterio buscando el rostro de Jesús, el Cristo, deseando tener una experiencia personal de la vida transfigurada, de una vivencia de iluminación interior. Desde entonces, tus planes dejaron de ser tus planes, tu vida ya no ha sido tuya, para quedar a merced de Su Gracia. Lejos de huir de la realidad, fuiste sumergido en ella y conociste sus manifestaciones luminosas, pero también las dolorosas y hasta infernales. ¿Acaso no es el monje el que, conociendo los demonios que le habitan, anhela la pureza del corazón a través de la cual podrá percibir el universo como un todo integrado y unificado, y el mundo como hermoso, bueno, deseable y valioso? ¿No deseamos apasionadamente, los monjes, saborear el transcendimiento de nuestro yo, olvidándonos de nosotros mismos? ¿No fue Benito de Nursia quién vio, como en un destello, qué es la universalidad y la eternidad? ¿Acaso no es el monasterio una escuela de amor en la que experimentamos asombrados que podemos ser más cariñosos y adaptables, más espontáneos, honestos e inocentes? ¿No es el paradisus claustralis –ese término tan bello que utilizaban los padres cistercienses- el lugar en el que aprendemos a gustar y a ver qué bueno es el Señor?
Todo quedaría en un ideal romántico, y a la larga decepcionante, si el monje no va asimilando lo que la RB considera su núcleo esencial: “No anteponer nada al amor de Cristo”. ¿Qué significa esto para ti? ¿Qué lugar ocupa Jesús en tu vida? ¿Ocupa Él el centro de tus pensamientos, de tus deseos, de tus afectos? Si de verdad tienes esta referencia afectiva hacia la persona de Jesús, será también efectiva y todo se convertirá para ti en camino de encuentro con Él, en las luces y en las sombras, en las consolaciones y en las desolaciones, porque tendrás la certeza de estar anclado en roca firme pase lo que pase.
La vida del monje es una peregrinación a su corazón, al corazón del mundo. El corazón es el tesoro que habita dentro de todo ser humano. En él tomamos contacto con nuestra semejanza original, con la imagen amada de Dios. Si el corazón está vivo, todo el ser será luminoso y transparente. Si el corazón está dormido, todo el ser será apagado, indiferente y gris. Si el corazón está muerto, todo el ser será como las hojas de otoño que moja la lluvia y lleva el viento. Si el corazón es puro, todo el ser será limpio y refrescante. Si el corazón siente y ama, todo el ser estará dispuesto a la ayuda, al abrazo, al encuentro. Si el corazón está lleno de semillas de bien y paz, todo el ser será una primavera radiante y un verano cargado de frutos. En lo profundo, en el corazón, sentimos la angustia y la tristeza; sentimos la depresión y la ansiedad; sentimos la apatía y la indiferencia; sentimos las ganas de vivir o el odio de la vida. Cuando dejamos en el hoyo del corazón las tensiones y conflictos sin resolver, hemos dado un paso hacia atrás en el camino hacia nuestro corazón. Cuando no damos salida al sufrimiento, estamos cortando las alas de nuestro corazón. Desde el corazón se contempla cómo la vida se crea y recrea en cada instante como un asombroso regalo de amor.
Los pobres de espíritu, los mansos, los misericordiosos, los que lloran, los perseguidos por hacer el bien, los que tienen el corazón limpio, los que construyen la paz… esos son los que realmente tienen la experiencia de Jesús en sus vidas y reconocen ser imagen y semejanza de Dios; ellos son los que, no anteponiendo nada al amor de Cristo, corren, con el corazón ensanchado, por los caminos del Evangelio; ellos son los que en medio de los hermanos construyen, desde el silencio y la humildad, la comunidad de Jesús, fundada en el amor.
Los monjes no pretendemos grandezas que superan nuestra capacidad. Sencillamente, en lo más hondo de nuestro ser decimos con el profeta: me sedujiste, Señor, y me dejé seducir. Esta es la clave de toda opción monástica. Sin ella, no es fácil explicar por qué una persona toma esta opción en la vida. Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a un lugar que yo te mostraré. Este es el camino que escoges, el mismo que eligió Jesús, el mismo que escogieron tantos hombres y mujeres. Es un camino que conduce a la paz del corazón, porque unifica al hombre, le devuelve la semejanza perdida y le abre a una misericordia que es garantía de que Dios está realizando su obra de Amor.
El saber perderse en el anonimato de la comunidad de hermanos; el humilde servicio, silencioso y pacífico a las personas que nos rodean; el desprendimiento de cosas que pueblan y distraen nuestra centralidad en Dios; la soledad querida y deseada que no es vacío sino profundidad y plenitud; el llamar las cosas por su nombre, sin evadir la propia responsabilidad; la coherencia entre lo que decimos y el cómo vivimos… en definitiva, la humilde docilidad del que sabe que sólo en Dios está la plenitud de la libertad consumada… todo esto es, Rafa, tu camino pascual, de muerte y vida. De esta manera “descubrirás tan hondamente el señorío de Dios, que todo te parecerá regalo y desde ahí ya no sabrás situarte ante las personas y las cosas más que regalando vida a la vida. Regalar vida a la vida, regalarla. Y regalarla significa no adquirir, ni retener, ni exigir derecho sobre nada”. Esto requiere un corazón nuevo, ser refundido en el Espíritu. Estar a merced de Su Gracia.
El monasterio es una escuela de caridad, Cristo es el Maestro y cada hermano es una asignatura que hay que aprender. Las cosas que mejor se aprenden son las que más se aman. Aprender a amar, es salir de uno mismo, desprogramarse, abrirse a los demás, para que la gracia particular de cada hermano, pueda llegar a ti como don y como invitación a descubrir lo que tanto deseas: contemplar el rostro de Dios. Y es aquí, Rafa, donde Él te condujo, para que puedas vivir pobre, humilde, orante, pacífico, disponible y acogedor, el don de la fraternidad. Dios te llena en la medida que vas dejando de identificarte con afectos, apegos e ideas.
Que la presencia humilde de María, nuestra Madre y nuestra Regla, sea para ti y para todos nosotros la garantía de perseverancia en la misericordia de Dios y de la Orden. Que ella te guíe y acompañe siempre.
Enhorabuena Rafa!
Te acompañaremos todos con nuestro cariño y nuestras oraciones
Un abrazo
¡Felicidades, querido hermano Rafa!
Me uno a la alegría de la comunidad y celebro de corazón tu incorporación definitiva a ella, como un camino, una aventura que se inicia a Vida, a paso de eucaristía y el gozo de sembrarse en común.
Necesitamos de la savia nueva de los hermanos, no para cubrir servicio, sino para alentar la parábola de la comunión, tal y como dice la predicación en este día de tu fiesta.
Que seas tú mismo en medio de tus hermanos y reflejo de la gracia.
Enhorabuena a toda la comunidad.
Querido Rafael, na ternura e alegria, deixamos expressa a nossa fraternidade solidária no NOVO caminho de busca que agora inauguras na tua vida!
Em TUDO viver a bondade de coração.
Permanecemos em comunhão, Emília e Mário
Enhorabuena a Rafael y a toda la Comunidad, enriquecida con la entrega solemne de un miembro que hace suyo el proyecto Cisterciense, en Sobrado.
Que Dios te bendiga, Rafael…
Alegrame ver que Cristo te seduciu e a comunidade tamen. Que a tua vida sexa humildemete fecunda, por ti mesmo, por toda a comunidade, por toda a nosa Igrexa. Grazas polo testemuño da tua vida.
Muchas felicidades: escogiste la mejor parte, no me cabe ninguna duda. ¡Adelante siempre, con Jesús y María!
Rafael doy gracias al Señor por tu entrega en la Orden , que Él te siga bendiciendo en tu caminar como cisterciense , felicidades para ti y la querida Comunudad de Sobrado
¡¡¡Me alegro mucho Rafa!!!. Un abrazo para ti y para toda la comunidad.
Unome a toda a comunidade e a ti especialmente Rafa nesta celebración que agradecemos todas las personas para quen Sobrado é moi importante na nosa vida. Agradecemos a túa xenerosidade e vida que compartes
Rafa: recuerdo cuando te conocí en Sobrado,hace nueve años!. Me pareciste un chaval pequeño que estaba un poco pachucho. Cuando al año siguiente volví a Sobrado el cambio fue asombroso,radical!! Habías crecido muchísimo y ya llevabas puesto el hábito!. Los hermanos te habían cuidado con mimo! Así comenzó tu andadura por este camino que has elegido y que es pura Gracia. Como te dice Carlos, me sedujiste y me dejé seducir. Que está opción de vida que inicias hoy tenga un camino suave y lleno de amor para ti. Te guardan el amor inmenso de Jesús y María, ellos te cuidaran y guiaran siempre. Y el cariño y cuidado de todos los hermanos! Eres un privilegiado!.
Que Dios te bendiga.
Rafa. Muchísimas felicidades!!!!
«… todo esto es, Rafa, tu camino pascual, de muerte y vida.»
«Que la presencia humilde de María, nuestra Madre y nuestra Regla, sea para ti y para todos nosotros la garantía de perseverancia en la misericordia de Dios y de la Orden. Que ella te guíe y acompañe siempre»
Que palabras mas bellas te han regalado en este día tan importante, guarda en tu corazón cada una de ellas y en momentos de dificultad y desidia, recuerdalas con el cariño que fueron escritas, te daran serenidad e iluminaran cual faro a un puerto seguro y ello es,; la Presencia de María en tu corazón.
Felicidades en un día tan significativo.
Rafa te de deseo que mantengas felizmente, toda tu vida, el PASO que acabas de iniciar. Muchos besos y oraciones. Bea
Que el Amigo Jesús te acompañe y ayude a permanecer en su AMOR. ¡Alegría y Esperanza en el Señor, todos los días de tu vida!.
Rafael, no quieras otra riqueza y honor que HACER EL BIEN, a todo hombre y mujer que necesiten acogida y ayuda, palabras de consuelo, escucha atenta, mirada compasiva y manos tendidas al don de la propia vida.
Mantén «las brasas encendidas» de tu corazón, que puedas tú también decir: ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba por el camino? Pues que su Palabra te acompañe siempre.
Cuenta con mi oración, te deseo todo bien, en ese hermoso camino que has emprendido y María te ayude a ser fiel al FIAT que has dado. ¡Adelante! En mi tierra se dice: ¡AURRERA!
Miren Josune