En la escuela de los árboles y de las rocas

De varias regiones del país llegaron al Monasterio de Sobrado el pasado día 8, monjas y monjes, cistercienses, en su mayoría, y algunos benedictinos, todos en etapa de formación, para un curso más del plan de estudios filosófico-teológicos.

Se reúnen todos los semestres en un monasterio de la Orden, donde son impartidas las distintas materias que les ayudan a profundizar en las fuentes de la fe y en el fenómeno humano, ciencias teológicas y ciencias humanas, entrelazadas, en busca de una visión integradora que ilumine su propia experiencia como monjes.

Es un regalo tener en casa tantos hermanos y hermanas, aún jóvenes en su vida monástica, llenos de vitalidad, compartiendo con nosotros sus historias, sus sueños y también sus dificultades. Jóvenes y menos jóvenes somos animados por la misma búsqueda, por el deseo intenso de Vida, compartiendo la misma pasión por la interioridad, y es por eso por lo que con tanta facilidad cantamos los salmos en común, hacemos silencio u organizamos un paseo o una fiesta. Sabemos, sin necesidad de muchas palabras, que compartimos el mismo secreto.

Todo esto, y no solo las clases, es formación. No entendemos los estudios como una acumulación de conocimientos, sino más bien como la búsqueda de una sabiduría de vida, que nos permita disfrutar con gozo y con gratitud de todo lo que la Vida nos ofrece, ¡y que es tanto!

«Fíate de mi experiencia: encontrarás bastante más en los bosques que en los libros. Los árboles y las rocas te enseñarán lo que no pueden decirte los maestros.» (Carta 106,2) – nos dice San Bernardo, señalando así que los monjes buscamos un conocimiento holístico, viviendo atentos a la voz de Dios que se hace oír en todo y en todos, incluso en la aparente mudez de los árboles y de las rocas. Somos amantes de la Vida en todas sus expresiones y buscamos conocerla de primera mano. Pero esto no significa que despreciemos los libros, sino todo lo contrario: los libros siempre fueron compañeros privilegiados de los monjes. Leer y dejarse leer, en un único movimiento, para que en un corazón dilatado por la gracia hasta la voz de los árboles y de las rocas sea audible.

4 comentarios en “En la escuela de los árboles y de las rocas

  1. Manuel Regal Ledo dijo:

    Pois que ben! Comparto o que dicides e vivides con todo o corazon. Canto me gustaria poder gozar de cousas asi! Ben sei que ese regalo de Deus esta ao dispor de todos nos, esteamos onde esteamos e sexa cal sexa a nosa forma de vida. Grazas porque nos axudades a estar en vela nesa direccion.

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