¿Qué secreto guarda este gesto?

Vida silenciosa | Alexandre Hollan | 2006

Hoy, en la celebración de la Eucaristía, hemos escuchado el “evangelio de la viuda pobre” (Marcos 12,38-44), la que echó en el tesoro del templo «todo lo que tenía para vivir». ¿Qué secreto guarda este gesto?

Un monje andariego se encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa, y la guardó en su talega. Un día se encontró con un viajero y, al abrir su talega para compartir con él sus provisiones, el viajero vio la joya y se la pidió. El monje se la dio sin más. El viajero le dio las  gracias y marchó lleno de gozo con aquel regalo inesperado de la piedra preciosa que bastaría para darle riqueza y seguridad el resto de sus días. Sin embargo, poco después volvió en busca del monje mendicante, lo encontró, le devolvió la joya y le suplicó: «Ahora te ruego que me des algo de mucho más valor que esta joya, valiosa como es. Dame, por favor, lo que te permitió dármela a mí». 

Este es un cuento sobre viajes. El monje y el peregrino viven en viaje, y dentro de ese viaje viven otros viajes que escapan al registro de la cartografía. Hay una intensa itinerancia en la vida de estos hombres. Una itinerancia vivida en lo escondido: una búsqueda interior. El peregrino le pide dos cosas al  monje: una realizable (el monje le da la piedra preciosa) y otra imposible (lo que le permitió dársela). Algo imposible, pero lleno de futuro. Hay deseos que, cuando somos capaces de ponerles nombre, tenemos ya señal de que estamos en camino.

La  alegría por poseer la piedra preciosa, que parecía ser la solución definitiva para la vida, fue efímera. Los peregrinos también conocen los pasos errantes. Aferrar lo que es exterior a nosotros puede resultarnos muy seductor y puede hacernos olvidar que estamos hechos para maduraciones largas. Es extremadamente importante que seamos capaces de abandonar lo que es falso y que sigamos buscando lo que intuimos que es verdadero. 

¿Qué hizo posible el gesto de desprendimiento del monje y que le diera la piedra preciosa al peregrino? ¿Qué secreto guarda este gesto? ¿Cuál es la fuente de tanta libertad? Como mendicante, que vive de la limosna, sabe vivir cuando tiene y cuando no tiene. Conoce el frío de la penuria y el calor de la abundancia. Puede adivinarse en él una larga travesía, silenciosa, que lo ha conducido hasta el abandono de sí mismo, a un despojarse, donde ha hallado reposo para su corazón. En este hombre, todo es pasar. Todo fluye. No se aferra nada, ni nada lo aferra. Es  como el viento. Se deja llevar. Ha descubierto el sabor de la paz, esa paz que es el gran don de una confianza incondicional. Este es su único tesoro. Solo los pobres, porque no se guardan nada para sí, custodian y guardan los grandes tesoros de la humanidad.       

2 comentarios en “¿Qué secreto guarda este gesto?

  1. Gubi dijo:

    Ha comprendido que el mayor tesoro es la propia vida…¿qué importa la riqueza si carecemos de pureza?, es la sencillez y pobreza de corazón la actitud que conllevan estos gestos de desprenderse de todo lo externamente que ya para sí, carece del valor material.

  2. Mane dijo:

    En esta sociedad del bienestar se nos está olvidando lo que es la compasión. No sabemos lo que es padecer con el que sufre. Los otros quedan fuera de nuestro horizonte. Cuando estamos instalados comodamente, es difícil sentir el sufrimiento de los otros. No nos gusta el sufrimiento de los demás. Pero como necesitamos sentir la ilusión de que somos humanos,damos de lo que nos sobra. No por ser solidarios. Sencillamente no lo necesitamos . Creo que sólo los pobres son capaces de dar algo más que las sobras. Preciosa y profunda homilía,toca de lleno el corazón. Gracias por ella

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