Nacido el 1 de marzo de 1930 en Saint-Maixent (Deux-Sèvres), entró en el monasterio de Bellefontaine en 1 de marzo de 1981, siendo ya sacerdote desde el 2 de abril de 1956. Llegó al monasterio de Notre-Dame del Atlas en 1989 e hizo la profesión solemne el 21 de marzo de 1990. Superior desde 1991 de la casa anexa de Notre Dame del Atlas en Fez (Marruecos), estaba en Tibhirine en el momento del secuestro porque había vuelto al Monasterio para la elección de prior prevista para el 31 de marzo de 1996.
Es ordenado sacerdote el 2 de abril de 1956, en la Colegiata de St Maixent, por Monseñor de la Chanonie, obispo de Clermont-Ferrand.
Entre 1956 y 1980 es profesor, más tarde superior (nombramiento de 8 de agosto de 1965) en el Collège Saint-Charles en Thouars:
“Predomina en mí, lo digo con toda sencillez, la alegría de mi sacerdocio, la alegría de servir al Señor, que es el único amor de mi vida, en haber servido a tantos niños y jóvenes. No olvidaré mis clases de francés, de ciencias naturales y de trabajos manuales, tantas horas de catequesis, todo el tiempo dedicado a la preparación de las primeras comuniones y profesiones de fe y confirmaciones. No olvidaré todo lo que he recibido de unos y de otros, a lo largo de todos estos días” (Discurso de despedida en el colegio St Charles, finales de junio de 1980).
Este fue su único ministerio. A pesar de esto no se definía como un intelectual:
“Amo el estudio… moderadamente. Ni filósofo, ni teólogo, mis preferencias van hacia la liturgia y las obras de espiritualidad y a la historia religiosa, sin una particular competencia, si no es en el cultivo de la flores… El trabajo manual es una necesidad fuertemente sentida para la reflexión y la oración”.
Se compromete con una fraternidad sacerdotal “Charles de Foucauld” y durante el año 1963 el acude por primera vez a Notre-Dame de Bellefontaine, cuya existencia ignoraba hasta ese momento. A partir de 1966, acudirá cada año para retiros y cursos.
En enero de 1981, en una carta dirigida al Padre Abad de la Abadía de Bellefontaine, donde deseaba ser recibido como postulante, se presentaba así:
“Nací en Saint-Maixent (Deux-Sèvres), en la región de Mellois que sigue estando muy marcada por la presencia protestante (una parte de mi familia – la materna – es protestante), por mi padre, soy bretón… Tengo muchos tíos y tías y multitud de primos: me dan mucho cariño y también apoyo; la mayor parte son fervientes cristianos, algunos, incluso, muy comprometidos. Su oración supone para mí una gran fuerza en mi preparación para responder a esta nueva llamada del Señor. Mi padre fue oficial de carrera en el ejército colonial. He vivido con mis padres en Siria, en Indochina (Tonkin), en Argelia (Argel y Orleansville), lugar al que volví para realizar mi servicio militar (17 meses) antes de la guerra de Independencia. (…)
En el colegio Saint-Charles, especialmente desde hace 15 años, hacía demasiado «todo”… Aquí sentía fuertemente el vacío, un vacío beneficioso… Creo fuertemente en la eficacia de la oración, en la vocación misionera del monje… Soy consciente que la vida monástica debe incluir necesariamente alabanza gratuita a Dios e intercesión por nuestro mundo al que continuamos perteneciendo. Las informaciones y noticias que tenemos sobre la actualidad me ayudan en esta oración… Siento un gran deseo para llegar a ser un verdadero monje. No me siento capaz de grandes cosas, pero sí un gran deseo de seguir, como Teresa del Niño Jesús, un pequeño camino de abandono, de fe, de amor, de humildad; o mejor, como María y José en su vida oculta en Nazaret con Jesús, una vida de contemplación al Señor y de humildes servicios a nuestros hermanos”.
Se pregunta sin embargo sobre la importancia (numérica) de la Comunidad y sobre todo por los medios materiales necesarios para su subsistencia»:
“Una comunidad más pequeña que testimonia su fe y su caridad en un ambiente descristianizado o no cristiano, no me deja insensible”.
Durante una reunión comunitaria (capítulo), se hace mención del Monasterio de Notre-Dame del Atlas, en el sur de Argelia. El padre Bruno no conocía nada de este monasterio, pero ya no abandona sus pensamientos. Y es otra llamada.
“¿Qué llamada…? Mayor soledad, oración más intensa, pobreza material, efectiva, testimonio en tierra del Islam… Ninguna pobreza espiritual es verdadera sin pobreza material real. (…)
… Aquí nuestros monasterios son “ricos” con todo este apoyo aportado por el pueblo cristiano que nos visita. Me gusta todo esto que Bellefontaine me ofrece, me da, y sería más sencillo quedarme allí. Me parece que el Señor me dice nuevamente: “Deja esto y busca otra vez”.
En 1984 el padre Bruno solicita partir a Notre-Dame del Atlas, pero solo permanece durante cinco meses, pues no se adapta. A comienzos de abril de 1989, vuelve a Notre-Dame del Atlas donde pronuncia su compromiso definitivo el 21 de marzo de 1990:
“Aquí estoy frente a vos, oh Dios mío… Aquí estoy rico de miseria, de pobreza y de una cobardía sin nombre. Aquí estoy frente a vos, que sois solo Amor y Misericordia”.
El Prior, Padre Christian, le pide que vaya a la casa anexa de Fez, en Marruecos, cosa que hará en octubre de 1990. Se convierte en superior de esa casa unos meses más tarde.
“Mi oración se hizo universal para unirme a la de mis hermanos y hermanas musulmanes. Mi único objetivo es poner la oración de Jesús en esta tierra en el espíritu del Padre de Foucauld”.
El 18 de marzo de 1996, se le presenta la ocasión de regresar a Notre-Dame del Atlas para participar en la elección del Prior, prevista para el 31 de marzo. Será secuestrado durante la noche del 26 al 27 de marzo con otros seis hermanos de su Comunidad, entre ellos el hermano Célestin y el hermano Michel que, como él, habían venido de la Abadía de Bellefontaine. Los 7 fueron retenidos como rehenes durante 56 días, si hay que creer el comunicado que data su muerte el 21 de mayo de 1996.
(Fez, 7/5/95): “Desde el mes de enero, acogemos a uno u otro de mis hermanos que viven en Argelia. Vienen a pasar un tiempo, para poner en práctica el vínculo que existe entre nuestras dos comunidades y para encontrar un pequeño respiro en la gran tensión que están experimentando. Nuestro Prior (Christian) vino para celebrar la Semana Santa y la fiesta de Pascua con nosotros… Celebrar la Resurrección de Cristo en esta tierra, en esta ciudad, es evidentemente una paradoja, pero sentimos entonces todo el significado de nuestra «misión» de orantes… Ser los «vigilantes», llevando en nuestra oración todas las alegrías y las penas del mundo…” (Carta)
(Fez, 8/1/96): “… Doy gracias al Señor por estar aquí y en este estado de vida. Es simple, escondido como la semilla enterrada en el suelo que germinará a su tiempo. Vida de fe y de gran esperanza. Aquí, como en el mundo entero, Dios ha esparcido la semilla de su Reino, pero todo nacimiento tiene sus dolores…” (Carta)
(Tibhirine, 24/3/96): “Todos vosotros estáis muy presentes en mi oración que no conoce ni el tiempo que pasa, ni el espacio que separa… Y para cada uno y cada una de vosotros, que el Señor os de día tras día fuerza y serenidad…” (Carta a la familia, dos días antes del secuestro).
llegaste a ser hermano Bruno un verdadero monje, al abandonarte a Él, te hiciste presente por siempre en la Comunidad.
“Aquí estoy frente a vos, oh Dios mío… Aquí estoy rico de miseria, de pobreza y de una cobardía sin nombre. Aquí estoy frente a vos, que sois solo Amor y Misericordia”.