Sobrado, Monfero, Caaveiro y sus tres bellos y singulares monasterios trazan una deliciosa ruta que incluye las Fragas del Eume.
Les sucede a menudo a las provincias con mar: el fulgor de las olas y playas eclipsa sus encantos de tierra adentro. Los atractivos de la Costa da Morte o las Rías Altas resultan muy evidentes, y no digamos ya los de los acantilados de Santo André de Teixido. Pocos son los viajeros por tierras coruñesas que reparan en una ruta interior de monasterios de una belleza tan singular que casi produce pudor desentrañarla. Como si los designios divinos le hubieran reservado un velo de misterio a Sobrado, Monfero y Caaveiro, nuestros destinos de la jornada. Da tiempo en un mismo día a visitar los tres, aunque todo dependerá de la capacidad de ensimismamiento del viajero. Porque a veces sus paredes centenarias invitan a enmudecer y prolongar la estancia.
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