Cuando la luz nace por dentro ¿quién tiene duda de que el árbol humano comienza a renovarse y que una nueva oleada de vida camina hacia la luz? Solo el Eterno, el que nunca deja de ser, será otra vez revelado, y una nueva forma de amor, de mirar, de comprender, de esperar, de reír y de llorar, nace con la luz pascual.
Todo parecía igual, pero todo era distinto. Amanecía en silencio y del silencio nacía el canto del nuevo día, de la nueva vida, una vida que no se ve con los ojos de la carne sino que nace por obra de Aquel que hace nuevas todas las cosas. Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? (Is 43,19).
Todo parecía igual, pero ya estaban puestos los cimientos de una nueva era en la que la ley, la norma, el precepto, el derecho, la moral, el dogma, el culto, la política y las finanzas, no están por encima de las personas. Hay una nueva forma de comprender, de celebrar y de amar a Dios y a las personas que atraviesa la historia de la humanidad y que renueva a los hombres y a las mujeres por dentro, es una fuerza que por más que se le quiere poner diques de contención, cepos y cadenas, todo lo rompe y abre las puertas de la vida en el canto triunfal del que puso en Dios su vida y su esperanza.
Todo parecía igual. Realmente: ¿qué es lo que cambió? Amanecía en silencio. El pueblo despertaba a sus trabajos, a la lucha de cada día. Ricos y pobres, esclavos y libres, malos y buenos bebiendo su existencia con avidez en el río de la vida en el que se mezclan aguas turbias y limpias. Los mismos amores y los mismos odios, la misma bondad y la misma injusticia, la misma santidad y el mismo pecado, hartura hasta el vómito y hambre hasta la desesperación. Trigo y cizaña en el campo de Dios.
Todo parecía igual. Herodes y Pilatos ni se acordaban de aquel desgraciado del viernes pasado. Un muerto más en la larga lista de víctimas inocentes. Los Sumos Sacerdotes, ancianos y letrados del pueblo se levantaban satisfechos de no tener que volver a escuchar aquella Palabra poderosa que les hería por dentro, que los dejaba desnudos, que era como reventar su interior con na maza.
Todo parecía igual. Los discípulos horrorizados, deshechos, con sus esperanzas y ambiciones aplastadas. Las mujeres se preparaban para honrar al amado difunto. No sabían que llegara el momento de descubrir que Dios se muestra en sus contrarios; que donde el hombre siembra muerte, Él da vida, en la derrota, victoria, y de la oscuridad del sepulcro hace surgir la Luz de la Nueva Creación. Llegó el momento de desandar el camino, entrar dentro de sí mismos y descubrir el manantial que salta hasta la vida eterna. Era el momento de sentir que la Palabra del Maestro no estaba muerta, que vivía dentro de ellos. Y, cuando decidieron hacer ese camino de retorno, descubrieron que Él estaba vivo y que su Palabra tenía poder de convocar, de reunir, de hacerlos saltar de alegría.
Siglos de historia tienen transcurridos y nos sigue costando comprender que en el día a día, en lo vulgar, en lo no aparente, en nuestro dolor, Dios nos acompaña. La impotencia nos invade, no tenemos palabras para comprender o explicar nuestro presente histórico, nos sentimos perdidos en un mar de interrogantes y, si no entendemos el toque de atención que se nos está dando en este momento tan singular, ¿qué palabra de esperanza le podemos dar al mundo? ¿Podemos hablar de la alegría Pascual? ¡Sí! podemos, porque la Luz Pascual prendió millones de hombres y mujeres que, como los primeros discípulos y discípulas, pasaron de la muerte a la vida, de la desesperanza y del miedo a la valentía de anunciar al mundo que, el Santo y el Justo vive, del mismo modo que hoy la gente se echa a la calle a protestar por las injusticias de la clase política y del capital. Siempre que hablamos de liberación, de justicia y dignidad, estamos proclamando la Pascua de Cristo. No importa el lugar, sea en un templo o en la calle, donde quiera que se luche por el derecho de las personas estamos recordando su VIDA, su PALABRA, y su PASIÓN por los hombres y mujeres de todos los tiempos. La Pascua de Cristo encendió una luz nueva en la conciencia de la humanidad creyente o no, y es una luz que todas las fuerzas del mal a lo largo de la historia la quieren apagar, pero no pueden porque el Señor nos dejó dicho: YO HE VENCIDO AL MUNDO.
Todos, absolutamente todos, tenemos que pasar por el proceso de la fe. La fe en Cristo resucitado no nace en nosotros de manera automática, siempre tenemos que pasar por el duro desierto de la frustración, del desencanto y del duro descenso al infierno de la nada. Así es como la fe se va despertando en nuestro corazón de forma frágil y humilde hasta convertirse en una roca sobre la que podremos edificar nuestra casa. Y, a veces, podemos pensar, y con razón, que la Iglesia está viviendo momentos de una oscuridad muy profunda, como si todo estuviera perdiéndose en ella, pero en ella vive Cristo resucitado y podríamos leer en nuestras asambleas aquellos magníficos versos de Antonio Machado; «Creí mi hogar apagado, revolví las cenizas… me quemé la mano».
Todo parecía igual. Larga noche de pesca en las negras aguas del lago sin coger ni un solo pez. Hay pesimismo y frustración en el corazón de los discípulos. Pero algo nuevo había en la nueva Aurora del Nuevo día. Una luz blanca en forma humana se dibujaba en la orilla del lago y les preguntaba: -Muchachos, ¡tenéis pescado? ¡No! Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis-. Hubo pesca en abundancia. Y una luz se enciende en el corazón de los discípulos, y reconocieron aquella voz y aquella luz: ¡ES EL SEÑOR!
Palabras que reconfortan y se quedan en el corazón…
¡Muy feliz Pascua para toda la Comunidad!
Muchas gracias, Amalia. Feliz Pascua!
Gracias
¡Muchas gracias!
¡Bendita, continua y agradecida Pascua para todos!
Abrazos pascuales muy agradecidos para toda la Comunidad.
Muchas gracias, Isabel. Feliz Pascua!
Muchas gracias y muy Feliz Pascua a toda la Comunidad!!
Muchas gracias! Feliz Pascua para ti.
El Resucitado nos dice, según la fé de los cristianos,que, más allá de todas las evidencias,la muerte no tiene la última palabra. No estamos destinados al fracaso y a la corrupción,sino a la vida y a la felicidad.
Una preciosa homilia, para una buena reflexion.
Gracias. Feliz Pascua a toda la comunidad. Un abrazo enorme
¡Feliz Pascua hermanos!
Muchas gracias, Francisco. Feliz Pascua!
Feliz Pascua de Resurreccion a todos con mucho cariño!!! Unidos siempre en la oracion!!!
Muchas gracias, M. Eugenia! Feliz Pascua para vosotros.
Gracias por tan bella y profunda reflexión de nuestro Gran Misterio….. No tengo suficientes palabras para expresar la paz y alegría que me produce esta homilia. MIL GRACIAS
Me he quedado prendada, por favor, FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN , para todos vosotros querida comunidad.
Muchas gracias, Bea. Feliz Pascua!
Gracias FELIZ PASCUA
Gracias