El pasado

Fotografía de Smart en Unsplash

Anclar nuestra mente en una gracia pasada es perderse gracias futuras. El Dios que conocí ayer no será necesariamente el que se me revelara mañana. No te alimentes de memorias. Las memorias están muertas, mientras que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Dios es eternamente nuevo. Acércate a él dispuesto a ser sorprendido. Convéncete de que no lo conoces y de que puede traer hoy un rostro distinto del que tú te imaginas. No pongas en lugar de Dios la imagen de Dios que tú te has elaborado en el pasado: eso es idolatría espiritual.

Repite la oración: Señor, líbrame de todos los conceptos pasados que he formado de ti. Lo que hemos de hacer al acercarnos a Dios es recoger todos los conceptos pasados que de él tenemos, almacenarlos en la bodega de nuestra mente, y luego acercarnos a Dios, conscientes de que estamos cara a cara con un Dios cercano y a la vez desconocido, infinitamente sencillo e infinitamente complejo. Sólo si estamos abiertos de par en par a cada instante, se nos revelará el desconocido, y se nos revelará tal como es hoy a nosotros tal como hoy somos. Tenemos que aguardar con la mente y el corazón abiertos, sin intentar darle forma a Dios o encerrarlo en conceptos e imágenes; y sólo entonces podemos llamar a la puerta.

Del arzobispo ortodoxo Anthony Bloom

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