La muerte mística es la muerte del yo, y ese yo es el que las personas no quieren soltar. En occidente nos hemos identificado de tal manera con nuestro yo que lo equiparamos a la vida y deseamos perpetuarlo; en eso parece consistir el pecado original: haber creído poder ser «como Dios» con este yo. Ese yo no es más que el punto de cruce de nuestras fuerzas psíquicas que se nos presenta como independencia. Es una ilusión sin más y se trata simplemente de desprenderse de ella.
El yo no es más que un pequeño disco que flota sobre nuestra consciencia; un órgano de ella, pero se comporta como si fuera el soberano y, por ello, se encuentra en una lucha constante con la profundidad de nuestro ser. La actividad de este yo aparentemente autónomo y el egocentrismo resultante constituye la verdadera enfermedad de nuestro tiempo, sobre todo en occidente; se la denomina «egoneurosis».
Quien no es capaz de desprenderse de su yo, de morir y de mirar la muerte cara a cara, tampoco podrá vivir. Son pocas las personas que emprenden el camino de la muerte del yo o el camino místico y, menos aún, las que van por él hacia el final. Porque antes del morir está el miedo.
Willigis Jäger
Espléndido. No se puede ser más certero con tanta economía de palabras. Gracias siempre
Gracias
Gracias
Magnifico ! Aprender a soltar el «yo»y tantas
cosas….. y también la vida.
Gracias!!
Me encanta lo de Carmen!! .un día nos tenemos que dejar ese miedo y pensar más en los demás dejar muchas cosas que ya tenemos demasiado un día nos marcharemos con la mochila vacía gracias gracias!!!
Hay que ser muy espiritual para soltar el “yo” sin miedos y verse cara a cara
No es para cualquiera en todo caso lleva años