Tres acontecimientos importantes se dan cita hoy en nuestra celebración: la solemnidad de Santa María Madre de Dios, el comienzo de un nuevo año y la jornada internacional de la paz.

Con la solemnidad de Santa María Madre de Dios, concluimos esta octava de la Navidad. Sin María, no podríamos entender el Misterio de la Navidad. Por eso nos sentimos siempre tan agradecidos a ella.

Pero, quizás, lo que más nos llegue en este día sea que estrenamos un nuevo año. Muchos vivimos todavía esperanzados en que la vida empiece. No siempre sabemos con claridad qué es lo que esperamos, pero insistimos en esperar tan obstinadamente, que la vida pasa… Y nos encuentra en espera de algo que ya hace mucho está sucediendo. No nos olvidemos de que el Año Nuevo es algo convencional. Una oración de los indios Siux reza así: Al levantarme por la mañana, agradezco la luz del nuevo día. Doy gracias por la vida y la energía. Agradezco el alimento y el gozo de vivir. Cuando no hallo razón para ser agradecido, busco el fallo en mí mismo.

Por eso, cambie o no el terrible escenario del año que hemos concluido, será AÑO NUEVO para ti: si te asombras al ver que sale la luz cada mañana; si eres feliz porque tus ojos ven, porque tus manos tocan y tus pies caminan; si te pones a cantar de gusto porque te late el corazón. Será año nuevo para ti, si te das cuenta de que vives; si te das cuenta de que empiezas hoy el resto de tu vida. Será año nuevo para ti, si miras con ojos nuevos a la gente y a las cosas, si eres capaz todavía de reír, si sabes alegrarte con las flores, pequeñas y sencillas, que te nacen en el camino de la vida. Será año nuevo para ti, si en las relaciones con los demás llevas siempre tu escoba, barres continuamente de tu corazón las basuras, y echas fuera de ti todo lo inútil y todo lo muerto… Si los árboles no se despojasen en otoño de sus hojas secas, carecerían de espacio para las nuevas hojas con que los viste la primavera.

Nos admiramos ante la capacidad de pintar un cuadro o de tallar una estatua y producir así unos pocos objetos bellos; pero es mucho más maravilloso tallar y pintar la verdadera atmósfera y el ambiente que nos rodean. Trasformar la calidad del día es el arte supremo; eso es celebrar el Año Nuevo.

Este Año Nuevo podríamos recordarnos que el secreto de la novedad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.

Este día de año nuevo, jornada internacional de la paz, es un día propicio para soñar, para cantar a voz en grito nuestros sueños más íntimos, recordando aquellos versos del poeta: si se calla el cantor calla la vida.

Martin Luther King, en su última celebración navideña, antes de ser asesinado, pronunció aquel famoso sermón en el que reveló su gran sueño: Sueño que llegará el día en que los hombres se elevarán por encima de sí mismos y comprenderán que están hechos para vivir juntos, en hermandad… Todavía sueño hoy que la guerra se acabará….

Glosando a Martin Luther King, me vais a permitir que os cuente mi sueño: Sueño que llegará el día en que los hombres gozarán de buena salud, poseerán una tierra fértil, tendrán los alimentos necesarios, vivirán en seguridad, dormirán sin temor… Sueño que llegará el día en el que en la sociedad imperará el orden y la prosperidad, la total sintonía dentro de la comunidad humana, que hace posible el desarrollo, libre y sin obstáculos, del individuo en todas sus posibilidades…  Sueño que llegará el día en el que haya entre los pueblos una tolerancia mutua, que no sea mera permisividad, ni aceptación de cualquier tipo de conducta, ni indiferencia ante la verdad y los valores, sino respeto, en el sentido de estima a cada hombre y a cada mujer como un ser capaz de amar la verdad, de buscarla, de encontrarla, y de aportar luz… Sueño en que llegará un día en que vivamos en armonía con el medio ambiente, cuidándolo con exquisitez como si de nuestra propia casa se tratara… Sueño que llegará un día en el que reine una paz internacional… Y los sueños, sueños son (Calderón). Pero, me quedo con la frase de Hölderlin: El hombre es un dios cuando sueña, y un mendigo cuando reflexiona. ¡FELIZ AÑO NUEVO!