
Voz de Fuego | Barnett Newman | 1967
El evangelista Juan puso un interés especial en indicar a sus lectores cómo se inició el pequeño grupo de seguidores de Jesús. El Bautista se fija en Jesús que pasaba por allí y le dice a los discípulos que lo acompañaban: «Este es el Cordero de Dios».
Iniciamos un nuevo camino, un camino que nunca sabemos a dónde nos va a llevar. Jesús pasa porque el Verbo de Dios está siempre en movimiento como las semillas que son llevadas por el viento en busca de una tierra buena en la que se posarán y germinarán. El último de los profetas señala al Cordero de Dios, abre el corazón de sus discípulos, despierta su interés para seguir a Jesús, quieren descubrir el misterio que rodea a aquel hombre tan singular, saber cómo es su vida e inquietudes, saber cómo piensa y vive a Dios y a los hombres.
La Ley y el Templo no serán el centro de la vida de los que quieran vivir con Jesús. Una nueva fe comienza a germinar. La fe que es una misteriosa combinación entre iniciativa divina y libertad humana estará siempre presente en el nacimiento de la vocación del seguimiento de los discípulos. Jesús pasa, es una presencia constante en medio de la humanidad, pero no se impone, siempre deja abierta la puerta de la libertad a decir no. De hecho un día les dirá a los discípulos: «Cuando no os acojan, salid de aquella ciudad».
Escuchar, mirar, seguir, quedarse a vivir… son aspectos de una vida inquieta, son aspectos que mueven a las personas a profundizar en el misterio de su vida en relación a la persona de Jesús y todo lo que implica su seguimiento. «¿Qué buscáis?», es una interpelación que abre todo un camino de incógnitas. Todos sentimos fascinación por la persona de Jesús, pero también sentimos el miedo de no saber a dónde nos puede llevar al quedarnos a vivir con Él. Los discípulos de Juan miraron al que era señalado por su maestro y, aquel gesto de mirar fue esencial para lanzarlos a la aventura de buscar el sentido de la vida, sacar a la luz aquella inquietud que tenían dentro de ellos y caminaron en silencio tras el Maestro. El silencio, esa necesidad básica y esencial para acallar las voces interiores que no nos dejan escuchar la palabra de vida. Y cuando se hizo el silencio en el corazón de los discípulos, solo entonces escucharon la voz del Maestro: «¿Qué buscáis?» En la tradición de los antiguos Padres, y San Benito nos lo recuerda en el Prólogo de la Regla, la escucha no se hace solamente con el oído externo, sino con el sentido del corazón.
«Maestro, ¿dónde vives?» Es una pregunta para saber el estilo de vida de Aquel que despierta en ellos una inquietud interior. Jesús nunca tuvo casa propia. En los Evangelios nunca se nos dice que tuviera una residencia, siempre vivó de prestado. Su casa era el corazón del mundo, su morada eran los caminos, las plazas, los descampados, donde quiera que estuviese la vida. En el fondo, la respuesta de Jesús: «Venid y lo veréis» es una invitación a descubrir todo lo nuevo que se está a gestar. Hay un nuevo horizonte en la vida de los discípulos y una nueva ilusión prende en ellos. Con Él comienzan a sentir, a través de su palabra, una nueva imagen de Dios que ya no los abandonará. Tienen la sensación de que con Jesús comienzan a vivir por fin la vida desde su raíz, pues comienzan a vivir la experiencia de sentir a un Dios bueno, más humano, más amigo y salvador, un Dios que es Padre. Todo comienza a ser diferente, hay una alegría contagiosa: Andrés a Pedro, Felipe a Natanael, Juan a Santiago…
La aventura que comenzó con aquellos episodios de los primeros encuentros con Jesús de Nazaret, se prolongan hasta nuestros días. Gracias a la indicación de otros, o porque tenemos entrado en relación con quien anda a la búsqueda de Dios, o incluso porque tenemos descubierto a Jesús a través de los Evangelios, que es su Palabra, hombres y mujeres sienten también la invitación a seguir de cerca al Maestro, Y esta historia todavía no terminó porque es muy grande el vacío que hay en muchos corazones y andan a la búsqueda de una palabra que les indique que el Cordero de Dios sigue pasando por los caminos de la vida.
El régimen de cristiandad se está desmoronando a pasos agigantados y es urgente que los cristianos recorramos el camino que nos lleve al Maestro porque Él es el que hace estremecer las estructuras, que toca nuestros puntos más profundos, el que nos señala cuál es el camino. Volver a ser pequeñas comunidades pobres y humildes para aprender a vivir al estilo de Jesús, escuchando juntos el Evangelio. Solo así seremos Cristóphoros, portadores de Cristo, y capaces de ilusionar y atraer nuevos discípulos, no a vivir un cristianismo de observancias, sino una entrega alegre y generosa que busca, como Jesús, el bien y la felicidad de sus hermanos.
No flaqueemos!!!¡, son tiempos difíciles para el mundo
La vocación o búsqueda del sentido de la vida. Mientras la humanidad no recuperemos conciencia y rumbo, nuestra vida seguirá siendo agitada por cualquier dificultad que acontezca.
El silencio, esa necesidad básica y esencial para acallar las voces interiores que nos impiden escuchar la palabra de la vida.
Gracias por compartir esta magnífica reflexión. Nos ayuda a ver y discernir
Gracias, ¡¡¡ cuántas veces los cristianos no somos capaces de ilusionar al seguimiento de Jesús, porque somos unos pésimos cristóphoros de Él.!!!!!
Muchas gracias. Sí, no flaqueemos.
Gracias
Así sea. ¿ Qué preceptos observamos las comunidades laicas cistercienses en la búsqueda de Jesús ? Está claro que la Regla de San Benito,.
Obediencia y Humildad acompañadas de un buen discernimiento vocacional , propongo , son virtudes necesarias para una sana y fructífera relación en la comunidad, en la familia, en el trabajo, en el día a día de cada uno…… de esta manera, pienso, podemos ser testigos de Jesús en el mundo….
Te doy gracias Jesús por ese bendito sacerdote que me enseñò a distinguir tu voz , tu verdadera voz, a saber escucharte , a saber estar en silencio en tu Presencia… Gracias Jesús por ese hermano en la Fé que como Andrés me condujo a tu Presencia…. benditos sean.
«… el régimen de cristiandad se está desmoronando…».
Me veo solo, perdido, individuo, unicidad.
Mi poder es un voto.
¿ Cómo aportar algo ?
Ni en mi casa me entienden.
¿ Cómo hablar a los de afuera ?
Gracias por la homilía.
En Jesús y María.
Salud.
Gracias!
Si tienes una meta que crees que no vas a alcanzar, nunca lo vas a intentar.
Gracias