Este tiempo de gracia y de salvación, que es la Cuaresma, nos propone un camino de retorno hacia nuestro hogar, aquel del cual un día nos alejamos. También podemos decir de este tiempo fuerte que es un itinerario paradigmático, que es modelo de la experiencia del despertar que cada ser humano está llamado a hacer: despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu Luz. Teniendo presente el recorrido que el pueblo de Dios realiza a través del desierto hacia la tierra prometida, hacia la conquista de su libertad, podríamos considerar la Cuaresma como el camino que nos conduce hacia la libertad de los hijos e hijas de Dios.
Tenemos delante de nosotros un itinerario para seguir a Jesús, el Hijo del Hombre, que camina hacia Jerusalén. Es una peregrinación hacia una humanidad nueva, es decir, un camino que debemos recorrer para llegar a ser lo que verdaderamente somos, aunque, sin olvidar, aquello que decía Galileo Galilei, de que “no se puede enseñar nada a un hombre; sólo se puede ayudarlo a encontrar la respuesta dentro de sí mismo”.
Este es el programa que nos propone la Cuaresma; una tarea atractiva y al mismo tiempo ardua: la de dar a luz una nueva humanidad, la de construir la Casa Común de todos los seres vivos. En este camino no estamos solos; nos precede y acompaña Jesús, el Maestro interior que nos va enseñando a conjugar todas las fuerzas que se dan cita en esta aventura: las fuerzas promotoras del desarrollo –el coraje, la voluntad, la creatividad, la apertura, etc. – pero también las fuerzas disuasorias –la regresión, el miedo, los dolores del desarrollo, la ignorancia, etc.-. Todas ellas se encaminan hacia la consecución de lo que es bueno, conveniente y acabado en este bello proceso de convertirnos en personas amantes de todo lo creado, a imagen y semejanza de Jesús, el Hombre Nuevo, el Hermano Universal.
Gracias
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Así sea.
En unión de oraciones hermanos ! ✝️🛐
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