Dedicación del Oratorio

Dedicación del altar | 13 de noviembre de 1987

Hace 34 años que bendijimos este oratorio y consagramos este altar, para que fuese el lugar de reunión en el que se va construyendo, día tras día, nuestra comunidad, convocada por el Señor Jesús. Un día tan señalado como éste, en que celebramos también la fiesta de Todos los Santos que siguieron la RB, se presta a la reflexión meditativa sobre la espiritualidad que año tras año vamos gestando en esta escuela del servicio divino que es nuestra Iglesia Monástica de Sobrado.

Me parece vital que centremos nuestra atención en la Gracia de Dios. La espiritualidad necesita con urgencia recuperar el contacto directo con las fuentes de su sabiduría y contemplar la creación bendecida por su Creador, llena de gracia y de bendición original.

La bendición es regalo, don gratuito. Cuando dirigimos a Dios nuestra alabanza y nuestra acción de gracias, le reconocemos como origen de todo lo que existe, contemplamos el mundo como un don a acoger y, a los demás, como hermanos con los que participamos del único banquete de la vida. Bendecir, significa revelar la identidad de las cosas, su profunda interiori­dad, grávida del Creador. Los objetos, la actividad, el trabajo, las relaciones, el espesor de la vida, pueden volverse opacos y ser ocasión de desencuen­tro, pero la bendición consigue que la realidad se vuelva translú­ci­da: ilumina nuestra mirada, contemplamos la vida como Dios mismo la mira, amándola.

La Eucaristía nació de la bendición: cuando Jesús tomó el pan y, pronunciada la bendición, se lo dio…, lo hizo precisamente en el peor momento de crisis y de fracaso. La Eucaristía sigue siendo para nosotros la ocasión de convertir en bendición y acción de gracias nuestra vida entera, de transformar nuestras situaciones de crisis, todo lo que en nosotros y en toda la creación está llamado a convertirse en canción, en un himno a su gloriosa generosidad.

Podemos sanar heridas pronunciando palabras de bendición que crean comunión, que dan la bienvenida al otro, que anulan distancias. Para animarnos en nuestra tarea de edificar la comunidad querida por Jesús, es importante alentar con la palabra, decir palabras acogedoras, afectivas, tranquilizadoras, palabras de corazón a corazón, que ayuden a los que nos rodean y también a nosotros mismos a vivir, a aceptarnos y a comprendernos.

Delante de Santa María, Regla de los Monjes, que preside nuestro oratorio, me gustaría concluir con una bendición y una acción de gracias por cada uno de nosotros, por los hermanos ausentes, por los hermanos difuntos, por todos los que a lo largo de estos años han compartido la oración en este lugar. Nosotros somos las piedras vivas de este templo espiritual; somos el bien más preciado que poseemos. Que nos bendigamos: honrándonos, respetándonos, reverenciándonos, amándonos de todo corazón: ésta es la mejor alabanza que podemos ofrecer a Jesús, el Señor, que nos reúne para que nos queramos en este lugar, como Iglesia Monástica de Santa María de Sobrado.

9 comentarios en “Dedicación del Oratorio

  1. M. Eugenia dijo:

    Muchas Felicidades en este dia Solemne para vosotros y tambien para los que nos sentimos parte de esta familia por la que hoy rezamos agradecidos y con mucho cariño desde lo profundo del ser!!

  2. pedrogarciarias dijo:

    ¡que fiesta tan entrañable!, benditos sean todos uds. y que sigan dando fruto en la Iglesia. No dejaré hoy de dar gracias por la comunidad. abrazo fraterno,pedro.

  3. mari dijo:

    Señor, regálanos el don de la Bendición… ilumina nuestra mirada, para mirar la vida amándola…
    Gracias, querida Comunidad, por ser don.

  4. Carlos Arufe Rodríguez dijo:

    Os doy mi enhorabuena y os acompaño al mismo tiempo en una felicidad compartida, por toda la oración y espiritualidad que brota en el oratorio, en el que sin duda, se comparte la eucaristía con con nuestro Padre bueno Jesús

    Con todo mi cariño

  5. Beatriz dijo:

    Felicidades!!!!
    Nosotros aquí también hemos tenido una eucaristía muy emotiva en recuerdo de todos los santos que han seguído la RB, especialmente con aquellos que ya son parte de nuestra familia espiritual… sin duda hemos estado unidos …ellos en la liturgia celestial y nosotros aún en la terrena ….
    Bendecir…. Bendecir… Bendecir….

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