Camino hacia el corazón del Padre

Estrada para Tarascon (det.) | Vincent Van Gogh | 1888

En el curso de esta Cuaresma una vida nueva, un camino, debe comenzar para nosotros. Hoy la Palabra de Dios nos invita a una renovación personal: Dios está siempre dispuesto a olvidar nuestras faltas pasadas desde el momento en que nos volvemos sinceramente a Él.

En el Libro Sagrado, se nos narra ya un CAMINO, camino físico y camino espiritual. Hay salidas (hacia caminos) varias y hoy se nos hablan de tres en las lecturas, que son tres perspectivas del único camino, el camino a la madurez espiritual: Rendirse por completo al Señor.

La salida que nos propone la primera lectura es muy significativa: Salida de la tierra de la esclavitud al país de la libertad a través de las aguas del Jordán, milagrosamente, recreación de lo que sucedió en nuestro bautismo. Salir de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos enamorados de Dios. Se trata de una primera Pascua nueva, que hemos de renovar a lo largo de nuestra vida. Paso de una vida nómada a otra sedentaria de centramiento en el amor.

Pablo nos habla de otro camino de salida. Camino hacia un mundo nuevo, que nace cada vez que acogemos la reconciliación que nos trae Jesucristo. Al estado de miedo y mala conciencia que envenenan las relaciones entre los hombres y Dios, surge una situación nueva para quien vive en y desde Cristo con la fuerza del Espíritu Santo. La del pecador reconciliado. Y todo comienza en Dios quien toma la iniciativa de enviar como reconciliador a Jesús con su Buena Nueva de un perdón garantizado.

Todo conocemos este camino, estamos en él. Camino de ida y de vuelta. Es más, es nuestra experiencia diaria casi. Tenemos en lo más profundo de nuestra naturaleza esa división profunda entre nuestro espíritu y nuestra naturaleza humana con sus requerimientos. Pero y esto es decisivo si somos capaces de pasar de nuestro yo al corazón del Padre y hacer de su voluntad la razón de nuestra existencia, iremos adelante, a veces dando tropezones con piedras y desniveles, pero sabiendo que EL que está profundo en nuestros corazones nos va dando fuerzas para seguir adelante.

No es santo el que nunca cae sino el que siempre se levanta y así está el Padre Dios que cuando enseña a sus pequeños a caminar y caen no les da una patada sino que los acerca a su pecho y los ayuda a seguir aprendiendo a caminar.

El Evangelio de Lucas nos presenta a ese Padre, que está esperando al hijo que lo ha deshonrado, pero que vuelve arrepentido.  Y nos presenta al hijo pródigo fuera de casa que vuelve y al pródigo de dentro de casa, que endurece su corazón. Siendo así que el Padre ha ofrecido su amor y corazón a los dos hijos, para que se reconozcan como hermanos.

Este evangelio de Lucas tiene su centro en el Capítulo 15, que es además el centro, pienso, de toda la doctrina de Jesús. Podíamos decir que hay un camino de vuelta, como los anteriores narrados: la del pródigo; pero es más importante el camino de salida, la del Padre al encuentro del hijo. La de un Dios amoroso al encuentro de su hijo perdido. Se ha dicho ya que esta parábola debería llamarse la del Padre misericordioso, el Padre tierno, reflejo del verdadero Padre del cielo. Es la enseñanza profunda y fundamental de Jesús.

Ese Padre, reflejo de Dios lleva a cabo una serie de acciones que muestran su ternura, para con el desobediente y el que le ha ofendido gravemente. Le estaba siempre esperando mirando al horizonte, y cuando lo ve se siente enternecido, lo abraza cubriéndolo de besos, pide a los servidores le traigan el mejor vestido, le pone un anillo en el dedo y sandalias en sus pies descalzos de pobre, manda preparar el ternero y organiza un gran almuerzo. Es el padre que ama al hijo malo que vuelve arrepentido y el que insta al perdido de la casa que ame a su  hermano pecador que ha vuelto. Recordamos a la oveja perdida, al amor de Jesús a lo largo de los evangelios por los pobres, los pecadores, los enfermos los niños y las mujeres.

Tenemos aquí tres modelos para identificarnos. Ser Padre, que es nuestro destino final en este mundo, la perfección, rendirnos a lo divino que hay en nosotros. A veces somos ese hijo arrepentido e incluso más frecuentemente nos identificamos con el rebelde que está con el Padre, pero que sigue apegado a su naturaleza egocéntrica, que ignora la dicha que produce vivir en la casa del Padre, que siente envidia del hermano y vive alejado de él. No soportamos a veces que el Padre sea bueno con el que juzgamos malo. Pero tanto el reflejo que llevamos del pródigo o del hijo mayor egoísta nos hemos de convertir en el Padre, en el Dios que siente amor y ternura por todos. Entrar en lo profundo de nuestro corazón para ver ese reflejo de divinidad que el Espíritu ha depositado y que es nuestra verdadera naturaleza profunda,

¿Qué nos dice hoy la Palabra? Nos dice que miremos a nuestro corazón y veamos donde lo tenemos. Nada más y nada menos. ¿Está en Egipto? ¿Estamos inmersos en un proceso continuo de reconciliación con Dios y con los hermanos? ¿Somos humildes y sentimos la necesidad de un arrepentimiento profundo, sabiendo que eso no es producto solo de nuestra voluntad sino sobre todo de la misericordia y ternura de Dios? ¿Juzgamos y criticamos a los que nos parecen grandes pecadores? ¿Nos identificamos con el hijo menor o con el mayor?

Damos muchas gracias a Jesús por su palabra y su revelación de considerarnos, todos, sus hijos, de su misma naturaleza y hermanos unos de otros.

4 comentarios en “Camino hacia el corazón del Padre

  1. Raúl Roberto dijo:

    Es una bella parábola del Amor de Dios hacia los que hemos sido ingratos con El y nos hemos alejado. Nos sirve de estímulo para volver a reencontrarnos con el Padre y volver a sentir el inmenso Amor y misericordia con la que nos trata, porque su Amor es eterno..
    Gracias por vuestra publicación de este día.

  2. Pedro Garciarias dijo:

    Gracias, siempre, TODO lo hace nuevo y rendirnos a ÉL es lo más grande que podemos recibir porque ahí está TODO lo nuevo. Cuando el poder de Dios nos deconstruye para hacer todo nuevo, es que no hay palabras para describirlo, pienso en sta.Teresa de Lisieux siempre encantada con no haber manchado la vestidura bautismal, así lo escribe en su autobiografía…y le llega el Poder de Dios la deconstruye y la «sienta a la mesa de los pecadores», si leemos entrelíneas, el amor misericordioso al que se entrega la convierte en propia conciencia en: la pecadora Teresa del Niño Jesús, lo afirma: con la conciencia de los más grandes crímenes, me arrojaría en la Misericordia de Dios, incluso llegó a pensar que si la echaban del convento se iría a vivir a un convento, típico del s.XIX, de mujeres arrepentidas…, bendito sea Dios que TODO lo hace nuevo y nos acoge a todos, nosotros pecadores reconocidos y nos introduce, es la Gracia recibida, en el camino segurísimo de la absoluta humildad.

  3. Beatriz dijo:

    Amén
    “Miremos a nuestro corazón “ , pues a veces el corazón duele …. El Señor nos ayuda…
    Muchísimas gracias .

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