El himno « O filii et filiae » es atribuido a un hermano franciscano de finales del siglo XV. En él se evocan los distintos relatos de la resurrección de Jesús. Los monjes benedictinos de la Abadía de Ligugé (Francia) hacen una bella interpretación de las primeras estrofas de este himno:
Oh, hijos e hijas: el Rey Celestial, el Rey de la Gloria, resucitó de entre los muertos, aleluya.
Al amanecer del sábado, llegaron los discípulos a la puerta del sepulcro, aleluya.
Junto con María Magdalena, la de Santiago y Salomé, vinieron a ungir el cuerpo, aleluya.
Un ángel con vestimentas blancas les anunció a las mujeres: El Señor está en Galilea, aleluya.
Y Juan el apóstol corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, aleluya.
Cuando estaban reunidos los discípulos, se presentó Cristo en medio de ellos y les dijo: La paz esté con vosotros, aleluya.
En la Capilla Real de Versailles, Jean-François Dandrieu (1682-1738) escribió estas variaciones sobre el « O Filii » para la fiesta de Pascua. En esa época los ritos del ofertorio eran más amplios, permitiendo al organista desarrollar su talento de improvisador.
Gracias
Muchas gracias queridos Hermanos, el himno y las partes musicales, nos acompañan en la celebración de esta SEMANA DE GLORIA.
Que CRISTO VIVIENTE os bendiga y acompañe siempre.
Cómo un cántico nuevo, así lo oímos, gracias por este regalo. Con otro verso de otro Cántico, el de s.Juan de la Cruz, ¡¡¡descubre Tu presencia!!!, sí, en el Agua y en la Sangre, que el Espíritu nos abra los ojos. Amén.
Muchas gracias !!
¡¡¡¡ Alabanza y Gloria a Cristo en medio de nosotros !!!!