Apóstol Santiago

Santiago el Mayor | José de Ribera | 1630-35

(Texto de una reflexión de José Antonio Pagola)

(Se acercó a Jesús la madre de los Cebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición).

Santiago y Juan hacen una petición extraña: ocupar los puestos de honor junto a Jesús. «No saben lo que piden». Así les dice Jesús. No han entendido nada de su proyecto al servicio del reino de Dios y su justicia. No piensan en «seguirle», sino en «sentarse» en los primeros puestos.

Al ver la postura los otros diez «se indignan». También ellos alimentan sueños ambiciosos. Todos buscan obtener algún poder, honor o prestigio. La escena es escandalosa. ¿Cómo se puede acoger a un Dios Padre y trabajar por un mundo más fraterno con un grupo de discípulos animados por este espíritu?El pensamiento de Jesús es claro. «No ha de ser así». Hay que ir exactamente en dirección opuesta. Hay que arrancar de su movimiento de seguidores esa «enfermedad» del poder que todos conocen… Un poder que no hace sino «tiranizar» y «oprimir».

Entre los suyos no ha de existir esa jerarquía de poder. Nadie está por encima de los demás. No hay amos ni dueños. La parroquia no es del párroco. La Iglesia no es de los obispos y cardenales. El pueblo no es de los teólogos. El que quiera ser grande que se ponga a servir a los demás.

El verdadero modelo es Jesús. No gobierna, no impone, no domina ni controla. No ambiciona ningún poder. No se arroga títulos honoríficos. No busca su propio interés. Lo suyo es «servir» y «dar la vida». Por eso es el primero y más grande.

Necesitamos en la Iglesia cristianos dispuestos a gastar su vida por el proyecto de Jesús, no por otros intereses. Creyentes sin ambiciones personales, que trabajen de manera callada por un mundo más humano y por una Iglesia más evangélica. Seguidores de Jesús que «se impongan» por la calidad de su vida de servicio.

Padres que se desviven por sus hijos, educadores entregados día a día a su difícil tarea, hombres y mujeres que han hecho de su vida un servicio a los necesitados. Son lo mejor que tenemos en la Iglesia. Los más «grandes» a los ojos de Jesús.

Nunca viene su nombre en los periódicos. Nadie les cede el paso en lugar alguno. No tienen títulos ni cuentas corrientes envidiables, pero son grandes. No poseen muchas riquezas, pero tienen algo que no se pude comprar con dinero: bondad, capacidad de acogida, ternura y compasión por el necesitado.

Hombres y mujeres del montón, gente de a pie a los que apenas valora nadie, pero que van pasando por la vida poniendo amor y cariño a su alrededor. Personas sencillas y buenas que solo saben vivir echando una mano y haciendo el bien.

Gentes que no conocen el orgullo ni tienen grandes pretensiones. Hombres y mujeres a los que se les encuentra en el momento oportuno, cuando se necesita la palabra de ánimo, la mirada cordial, la mano cercana.

Estas gentes desconocidas son las que hacen el mundo más habitable y la vida más humana. Ellos poseen un aire limpio y respirable en nuestra sociedad. De ellos ha dicho Jesús que son grandes porque viven al servicio de los demás. Ellos mismos no lo saben, pero gracias a ellos se abre paso en nuestras calles y hogares la energía más antigua y genuina: la energía del amor. El desierto de este mundo, a veces tan inhóspito, donde solo parece crecer la rivalidad y el enfrentamiento, ellos son pequeños oasis en los que brota la amistad, la confianza y la mutua ayuda. No se pierden en discursos y teorías. Lo suyo es amar calladamente y prestar ayuda a quien lo necesite.

Es posible que nadie les agradezca nunca nada. Probablemente no les harán grandes homenajes. Pero estos hombres y mujeres son grandes porque son humanos. Ahí está su grandeza. Ellos son los mejores seguidores de Jesús, pues viven haciendo un mundo más digno, como él. Sin saberlo, están abriendo camino al reino de Dios.

7 comentarios en “Apóstol Santiago

  1. Enrique Javier Domínguez Fernández dijo:

    Un buen texto que contiene una reflexión más que necesaria en estos tiempos que corren, de búsqueda fanática del protagonismo individual. Una buena lectura, para empezar la semana, de la mano del apóstol Santiago

  2. M. Eugenia dijo:

    Feliz Aniversario de vuestra Refundación! Damos gracias a Dios que nos hizo el regalo de vuestra Comunidad que tanto queremos y tanto significa para muchos de nosotros. Un recuerdo muy especial a aquellos que ya no están y más especial para aquellos que formaron esa primera Comunidad que tantos frutos ha dado! Que nuestro señor Santiago os cuide y os proteja siempre! Un fuerte abrazo con mi cariño y oraciones!

  3. Luis Martinez Sanchez dijo:

    Olvidarse de uno mismo…caminar sobre los pies en la tierra…sentir la Alegría de compartir la vida con las personas que te necesitan…hacer una Comunidad Fraterna y Humana con todos los seres humanos y las criaturas de esta Tierra…proyectándonos hacia una Fraternidad Universal… Todo ello requiere SILENCIO, HUMILDAD y SENCILLEZ DE ESPÍRITU. Todo va a contracorriente de los valores actuales en pugna, entre los cuales anidan la desesperanza y la desilusión por la Vida. No se requieren grandes medios, hacer esfuerzos extraordinarios y obras llamativas que nos pongan en el candelero. Cada cual, en su medio y lugar, puede ser útil, es útil. Y la utilidad de cada uno comienza por asumir su propio papel y sus responsabilidades. No se pide más. Para ser discípulo de Jesús, la actitud fundamental es el SERVICIO…”” SERVIR A DIOS ES REINAR…ESE ES EL CAMINO. “”. Dar con entusiasmo. Ser optimista ante los desánimos de los que nos rodean. Entregarse en cuerpo y alma a los demás. Y todo gracias al Amor De Dios que nos conduce , a través de los otros, al propio Amor De Dios.

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