¿Qué sucede después de que morimos?

 

A medida que avanzamos hacia el final del año, vemos las señales a nuestro alrededor: los días se hacen más cortos y más fríos, y las hojas se caen de los árboles. También estamos llegando al final del año litúrgico de la Iglesia y la liturgia enfoca nuestra atención en el final de la vida y lo que sucede después de la muerte. Y estamos en el mes de noviembre, cuando tradicionalmente recordamos a los fieles difuntos.

Entonces, ¿qué sucede después de que morimos? Las lecturas que hemos escuchado hoy hacen referencia a dos temas: 1) la relación entre nuestra vida en la tierra y el juicio que recibiremos después de la muerte y 2) la resurrección de los muertos. Como sabemos, Jesús predicó y enseñó sobre la resurrección y el juicio, pero no eran enseñanzas nuevas. Al menos algunos de los judíos ya creían tanto en el juicio de Dios como en la resurrección de los muertos.

La historia de siete hermanos y su madre en el segundo libro de los Macabeos, la Primera lectura, recuerda la fe y las creencias de una familia en la época de la revuelta de los Macabeos, unos doscientos años antes de la época de Jesús. Los hermanos y su madre se negaron a hacer cosas contra la ley, incluso cuando fueron azotados. Preferirían morir antes que ir en contra de su fe y quebrantar la Ley de Dios. Mientras los ejecutaban, profesaron su creencia de que Dios los juzgaría favorablemente por sus acciones y que los resucitaría «para una vida eterna».

Pero no todos los judíos creían en la resurrección de los muertos: los fariseos sí, pero los saduceos no. Por eso los saduceos en la historia del Evangelio cuestionaron a Jesús y trataron de atraparlo con una historia bastante ridícula sobre una mujer que estuvo casada con siete hermanos, uno tras otro. Jesús sabía lo que estaban tratando de hacer. En su respuesta explicó que la vida después de la resurrección es totalmente diferente de la vida anterior: “los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán porque ya no pueden morir”.

Esta respuesta de Jesús silenció a los saduceos y no le hicieron más preguntas, pero quizás nos deje algunas preguntas. Jesús usa la frase “los que sean juzgados dignos”. Parecería que la resurrección de entre los muertos no es automática, sino que depende, al menos hasta cierto punto, de cómo hemos vivido nuestra vida en la tierra.

A veces quizás tengamos una imagen de Dios como un juez severo, pero las Escrituras nos muestran que el juicio de Dios es siempre inseparable de su amor, misericordia y gracia. El amor de Dios y su juicio van juntos. En el Salmo responsorial el salmista tiene plena confianza en que Dios lo juzgará favorablemente, escuchará su apelación, prestará oído a su súplica. En su vida hizo todo lo posible por seguir el camino de Dios y así poder decir “Yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante”.

Esta es también nuestra fe, esta es la enseñanza de Jesús y lo que, como Cristianos, creemos. Quizás no seamos probados como la familia en la Primera lectura, pero aun así sabemos que no siempre es fácil seguir caminando por el camino de Dios. Hay momentos en los que podemos cuestionar nuestra fe. En la Segunda lectura san Pablo escribe a los Tesalonicenses que Dios nos da su amor, su gracia y su esperanza. Él dice que ‘El Señor, que es fiel, os dará fuerzas’.

Creo que hay un mensaje importante para nosotros en las lecturas de esta mañana. Al final del Evangelio Jesús dice que Dios “No es Dios de muertos, sino de vivos”. Esto no solo se aplica a la próxima vida, se aplica a nosotros, ahora, aquí, hoy. Estamos llamados a vivir la vida en plenitud, a ser personas de resurrección y no ser sepultados en la tumba de nuestros pecados o cosas que nos alejen de Dios. Si caemos en el camino, como todos, estamos llamados a levantarnos, a vivir en el espíritu de la resurrección y en la esperanza y la expectativa de que después de nuestra muerte Dios nos resucitará para ser ‘hijos de la resurrección’.

Creer en el juicio misericordioso de Dios y en la resurrección de los muertos requiere fe. Pero, así como sabemos que los días se harán más largos y cálidos, que pasará el invierno y llegará la primavera, y que los árboles volverán a tener sus hojas, así también sabemos que la muerte, nuestra muerte, no será el fin, porque después de la resurrección de los muertos viviremos para siempre con Dios.

4 comentarios en “¿Qué sucede después de que morimos?

  1. Beatriz dijo:

    Es muy bonita esta reflexión.
    Una manera sencilla y que no falla de evitar “ el juicio de Dios “ pienso que es , con total libertad, obedecer, acoger , las palabras de la Virgen: “ Haced lo que él os diga “ ( Jn 2,5 ).
    Muchísimas gracias!.

  2. Conncha dijo:

    Ciertamente la reflexión de las lecturas de este domingo ,nos ayudan a recuperar fuerzas para seguir adelante en el seguimiento de LA ESPERANZA…!! Gracias Dios lo bendiga..

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