Cuando oímos la voz de otra persona y percibimos vulnerabilidad, algo en nuestro interior se remueve y nuestro corazón se reblandece.
En 1971, a sus veintiocho años, Gavin Bryars estaba haciéndose un nombre como compositor. «The Sinking of the Titanic» era una pieza brillante que puso el nombre de Bryars en el mapa. El compositor seguía buscando la inspiración para conseguir superar aquel primer triunfo. Y la inspiración llegó por pura casualidad. Estaba colaborando con un amigo suyo, Alan Power, en la creación de la banda sonora para un documental sobre los vagabundos que pululaban por diversos barrios de Londres. Recorrieron las calles con una grabadora y un micrófono, entrevistando a gente sin hogar. Power seleccionó las grabaciones que iba a utilizar y le dio a Bryars aquellas que había descartado, para que el compositor pudiera reutilizar la cinta magnetofónica, que era un producto de cierto valor por entonces. Bryars, en efecto, tenía la intención de grabar su propia música encima de lo que la cinta contenía. Pero antes se le ocurrió revisar el contenido. Si no se hubiese molestado en escucharla antes de hacerlo, no existiría la pieza que hoy, aquí, compartimos.
En la cinta estaban las voces de muchos entrevistados. Algunos de ellos eran alcohólicos o drogadictos, tenían problemas mentales, o ambas cosas. Varios se habían puesto a cantar de manera espontánea ante el micrófono, a veces, fragmentos de ópera o baladas sentimentales. Lo que más le impactó fue una cancioncilla religiosa entonada por un vagabundo anciano:
Jesus’ blood never failed me yet,
never failed me yet.
Jesus’ blood never failed me yet.
This one thing I know
For He loves me so.
O, traduciendo de forma libre:
La sangre de Jesús nunca me ha fallado,
nunca me ha fallado.
La sangre de Jesús nunca me ha fallado.
Esta es una cosa que yo sé
Porque Él me ama mucho.
La voz de aquel hombre desprendía una alegría casi infantil. De hecho, su manera de cantar es muy parecida a la de un niño, con cierta irregularidad rítmica. Bryars se pasó una semana dándole vueltas a aquel fragmento sonoro, convencido de que tenía que hacer algo con él, aunque no sabía muy bien el qué.
Compuso un acompañamiento de veinticinco minutos, que era la duración máxima de las cintas magnetofónicas de las que disponía. Al principio, la voz del hombre desconocido empieza a sonar varias veces en solitario. Después, poco a poco, entran unos arreglos de cuerda. El acompañamiento es muy respetuoso con la melodía escuchada en la calle, porque Bryars había entendido perfectamente que el poder emocional de la pieza residía en ella.
¿Quién era aquel hombre cuya voz ha conmovido a cualquiera que haya descubierto esta pieza? Por desgracia, no lo sabemos. La calurosa acogida que tuvo el estreno de «Jesus’ Blood Never Failed Me Yet» hizo que Bryars quisiera localizar al hombre que la había cantado, para que pudiera escuchar el resultado y saber que ahora formaba parte del canon musical de la época. Nunca lo pudo encontrar. Le dijeron que había muerto, pero no consiguió averiguar su identidad. No sabemos cómo fue su vida, ni por qué terminó viviendo en la calle. Desconocemos cómo era su personalidad. Todo lo que queda de su paso por el mundo son unas pocas frases cantadas que pervivirán mientras haya una manera de escuchar grabaciones. Que nos sirvan de inspiración para entrar en la celebración del Triduo pascual.
Conocía esta canción desde hace años, le acompaña el artista Tom Waits. Hipnótica,evocadora,reflexiva… bellísima. Gracias
He de reconocer que no la conocía y me ha emocionado mucho oírla, concretamente hoy. Se me ha quedado grabada y no dejo de oírla dentro de mi. Sé que me acompañará hoy durante todo el desfile procesional, de la Hermandad de Jeús Atado a la Columna de Vélez-Málaga.
Abrazos
Gracias!!!
Es sorprendente la fuerza y fe que puede generar un ser humano, aparentemente y humanamente o mundanamente débil….y cómo el Señor no habla a través de cualquier corazón. Y la persistencia del autor y su zozobra…. tal vez ante el Misterio. Gracias
Gracias de todo corazón por esta grabación, es de las que conmociona las entretelas del corazón más seco, quisiera añadir, con todo respeto, a la traducción que envían…es sobre el «yet», porque tiene un matiz temporal que está, a mi parecer, lleno de una inexplicable humildad, porque ese tiempo de la canción está lleno de un «hasta hoy», DEL QUE SOLO ESTÁ SEGURO de la esperanza… aún, todavía…mil gracias y hoy, día del amor fraterno un gran abrazo y gratitud aunque todos los 365 días deberían ser de amor fraterno.
Vejo aqui uma resposta ao apelo do Papa no Domingo de Ramos sobre a forma como olhamos ou não olhamos para os abandonados da nossa sociedade.
Achei muito bonito e gostaria de ouvir a música