MT 13, 24-43
NO TE PIDO, PADRE,
QUE LOS SAQUES DEL MUNDO
SINO QUE LOS LIBRES DEL MAL
1
El texto evangélico de hoy nos brinda tres parábolas:
La del grano de mostaza, que resalta la fuerza extensiva del Reino;
la de la levadura que, a su vez, resalta la fuerza intensiva.
La de la cizaña en el trigal:
Con la paciente coexistencia del trigo hasta el momento de la siega y la recolección.
No arrancarla apresuradamente, para bien del trigo mismo.
2
Las parábolas que tuvieron solicitada explicación fueron dos:
La del sembrador y la de la cizaña.
A los jilgueros les encantan los granos de mostaza.
Por eso van en bandada y crean un alboroto bullicioso en la altura de los tres metros, del arbusto.
No vienen propiamente para anidar, según parece decir Jesús, sino para comer.
Tres metros soberanos provenientes de un granito, tan pequeño, pequeñito él, que ya se dice proverbialmente
¨pequeño como un grano de mostaza¨.
3
Jesús acude a él para hablar de la fuerza expansiva que se da en tantas cosas del Reino.
Por ejemplo, la vida de oración.
Una breve jaculatoria, firme y ardiente como una flecha (¨jáculum¨, etimológicamente), puede llenar el tiempo del orante y hacer de él un auténtico contemplativo.
Aquí, lo bueno de la oración cualifica la propia vida, haciéndola buena y orante por completo.
¨Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí¨. A decir verdad, es breve y ocupa poco tiempo, pero, en el famoso librito de El Peregrino Ruso, llenaba toda la marcha del peregrino de marras, llenando su anhelo evangélico de orar sin cesar.
4
Las tres medidas de harina (como unos 30 litros) eran mucha harina para la buena mujer y su casa. Pero el didacta Jesús agranda hiperbólicamente la cantidad para hacernos ver que un poco de levadura puede con toda ella, logrando fermentarla. Tal es su capacidad.
Viene esto de maravillas para que captemos que la calidad es lo primero; su cantidad, después.
Jesús nos dirá, por ejemplo, que orar no está en las muchas palabras, sino en la confianza en Dios. Era la condición de milagro que exigía el Maestro para poder realizar la obra maravillosa, el milagro solicitado. Estar convencidos de que lo podía hacer: Si quieres, ciertamente puedes. Por eso acudimos a él.
Es claro que la insistencia tiene lugar porque Dios se hace de rogar para la epifanía de nuestra confianza en él.
5
Coexistencia de cizaña en el trigal. Como gramíneas, trigo y cizaña guardan cierto parecido que se comienza a diferenciar al verdear: y entonces asoma la verdad.
Eso hacía que hubiera ¨malevos¨ que quisieran fastidiar el campo de trigo. Ya los romanos penalizaban en el Digesto a quien causara perjuicios en los sembrados.
Nos dice la parábola que una mano enemiga aprovechó el que no había nadie en el campo, el que estaban durmiendo los trabajadores, y, a voleo, metió cizaña en el campo.
Cizañeros no faltan: Son los que ¨meten cizaña¨, crean mal ambiente, empañan la armonía, dan paso a sinuosas discordias.
Lo malo no está en las verdades (o, ¡peor!, medias verdades) que existan y se digan, sino en la aviesa intención, que mina la unidad, abonada por la envidia, la frustración, la amargura.
Una sonrisita burlona revela mucho y cuánto mal hace.
Hay que:
Atajar el mal a tiempo.
Escuchar a todos: El hacerlo quita fuerza y virulencia a los eventuales rumores.
La comunicación crea comunión y hace comprensible el secreto y la discreción.
Ser firmes ante los de fácil comentario infundado:
Pero no ir con nerviosismo y prisas, para no arrancar el trigo y poder, en cambio, actuar con necesaria y eficaz energía.
A SU TIEMPO LLEGARÁ
LA HORA DE LA VERDAD
LA HISTORIA NOS BRINDA TAN BELLOS EJEMPLOS
Y la Liturgia lo canta:
LOS JUSTOS BRILLARÁN CON ESPLENDOR DE CIELO
y los que enseñan la justicia a las multitudes
SERÁN COMO SOLES POR TODA LA ETERNIDAD
Gracias
Gracias !
«Cizañeros no faltan» , ¡ puff ! , esto es el pan nuestro de cada día . A veces, es muy difícil probar la cizaña…..¡ Ánimo!
La verdad, magnífica presentación, didáctica, con su poesía…y os escribo que esta mañana orando le decía al Maestro, «sí, lo haces todo bien y tu respeto por el trigo me emociona…pero mira, querido amigo, en mi campo las cizañas hacen de las suyas y me fastidian cantidad…ya sé que no quieres equivocarte al arrancar a destajo…pero si quisieras llevarte alguna cizaña…te lo agradecería infinito. Entonces sentí como que el Maestro me miraba sonriendo….
Gracias por tantos envíos.