¡Consolad, consolad…!

The Land of Black Gold | Siemon Allen | 2004

¡Consolad, consolad a mi pueblo!, dice vuestro Dios. Estas palabras de Isaías son un verdadero bálsamo para las terribles situaciones que vive nuestro mundo. Las dos primeras semanas de Adviento anuncian Consuelo en medio de las oscuras tinieblas que vive nuestra humanidad, Esperanza para nuestro presente, tantas veces fatigoso y, en ciertos lugares, tan desolador. Algo que no podemos alcanzar por nosotros mismos, pero que Dios nos ha prometido en Jesús.

En la semana precedente se nos ha insistido en la vigilancia. Mantenerse en vela es algo similar al enamoramiento, estar, como el enamorado, pendiente y sensible a la venida de Jesús en cada momento. Dice Jean Klein que, el amor no es algo que hacemos, es algo que somos. Cuando estamos enamorados, simplemente somos nosotros mismos. El amor no es algo que tenemos, es algo que somos. Cuando estamos enamorados, simplemente estamos siendo amor. El amor no es algo que encontramos, es algo que nos encuentra. Cuando estamos enamorados, simplemente nos encontramos. El amor no es algo que elegimos, es algo que nos elige a nosotros. Cuando estamos enamorados, simplemente estamos siendo elegidos.

En algunos momentos, casi siempre a solas con nosotros mismos, experimentamos una inmensa carencia interior. La necesidad de llenar este vacío, la premura de sentirnos consolados, nos empuja a salir fuera, a pensar, a programar, a actuar. Sin ni siquiera interrogarla, huimos de esta insuficiencia, tratamos de llenarla a veces con un objeto, otras con un proyecto, luego, decepcionados, corremos de una compensación a la siguiente, yendo de fracaso en fracaso, de sufrimiento en sufrimiento, de guerra en guerra. Aunque viajemos por todo el mundo para encontrar lo bello, debemos llevarlo con nosotros, o no lo encontraremos (Ralph Waldo Emerson)

La urgencia de llenar esta carencia, de ir a la caza de consuelo, sólo sirve para espantarlo y expulsarlo; el consuelo se nos escapa justamente cuando lo perseguimos. No podemos, directamente, seguirle el rastro a la felicidad, porque lo que anhelamos realmente es saber ‘lo que somos’, saber que ‘somos’. Apágame los ojos y te seguiré viendo, cierra mis oídos y te seguiré escuchando, sin pies hacia ti seguiré yendo, sin boca te seguiré invocando. Arráncame los brazos, te estrecharé con mi corazón como con una mano, detén mi corazón y latirá mi mente, arroja mi mente a las llamas y seguiré llevándote en mi sangre. (Rainer María Rilke)

Los tiempos de carencia, de desolación, son momentos idóneos para permanecer en casa, para habitarla en lugar de huir, de dotar el aparente vacío de un significado profundo, de una espaciosa quietud, estando presentes a cada matiz, a cada detalle de lo que vivimos. Cuando hacemos todo con amor, con la reverencia que se tiene ante lo sagrado, el mundo queda afectado mucho más profundamente de lo que podamos imaginar. En ese trance, somos tan valiosos e indispensables como los creadores, los artistas y los reformadores.

Juan Bautista, nos exhorta a habitar nuestra casa para que, el Rey de las naciones y el Deseado de los pueblos, pueda realizar en ella las aspiraciones y los anhelos que nos humanizan. Debemos estar dispuestos a deshacernos de la vida que hemos planeado, para tener la vida que nos espera. Necesitamos dejar de aferrarnos a la piel vieja antes de que seamos sorprendidos por la nueva. Si nos fijamos en lo viejo, nos quedamos estancados, estamos en peligro de putrefacción. El infierno es la vida que se seca.

¡Consolad, consolad a mi pueblo! dice vuestro Dios. El Adviento es llama de esperanza, fulgor ardiente que atraviesa el espesor de las tinieblas, resplandor divino que alumbra el sendero del peregrino vacilante, perdido en la encrucijada de los caminos y del tiempo.

¿No has oído su paso silencioso? Él viene, viene, viene eternamente. A cada instante, en todas las épocas y edades, cada día, cada noche, él viene, viene, viene desde siempre (Rabindranath Tagore)

 Ven, Señor Jesús

5 comentarios en “¡Consolad, consolad…!

  1. Beatriz dijo:

    Excelente transposición de la Palabra de hoy y , sobre todo, del personaje de Juan el Bautista. “ Una voz grita en el desierto “.
    Remata el matiz de la renuncia . La necesidad de anonadamiento.
    Gracias !!!
    En unión de oraciones.

  2. Luis Martinez Sanchez dijo:

    “” …^^ Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo ^^ … “”. ( SAN Marcos 1, 1-8 ). Y Él viene…en la humildad, en la sencillez de tomar nuestra propia carne. Le precede Juan el Bautista. Lo ama. Sabe de Su Bautismo de Fuego para los hombres. No se considera digno. Nadie deberíamos considerarnos dignos de acoger al Señor en nuestro interior…pero Él lo está deseando. Nos da la Esperanza de continuar en nuestros quehaceres con Alegría. Aún en momentos difíciles , el Señor nos pide “ la entrega con Alegría de los optimistas “. Nos desea sanos, aunque vayamos por caminos torcidos… aunque, a veces, solo veamos sombras y tinieblas. Nos quiere confiados en su Amor. Él viene con disposición a todo. Nos sabe con dificultades, pero nos ofrece su Salvación. Nos ofrece vivir con entusiasmo, pensando que Él está cerca…que Él ES. Qué todo está ganado adhiriéndonos a su seguimiento. Viene. Llega. Solo pide que “ le abramos las puertas de nuestros corazones “. Qué sintamos la cercanía del Hermano y sus problemas para que juntos elevemos una Plegaria de Alabanza a Nuestro Dios y Señor. Qué María nos encauce a conseguir esa Humanidad Real que tanto se quiere y aceptemos, en el rio de la Vida, a Jesús como Maestro de Eternidad.

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