Lo admirable más allá de lo inmediato

Jesús cae por primera vez | Vincent Gicguel | 2021

La oscuridad es tu candela. Tus límites son tu búsqueda. (Rumi)

La abundancia de luz nos regala lo inmediato. Es nuestro: este árbol, este pájaro, esta flor. Nuestra mirada se encariña con lo que está cerca, con lo que nos rodea. Nos quedamos quietos en medio de nuestra jaula de cosas, y todo viene hasta nosotros traído por esa luz que abunda. Los colores, las formas, el movimiento: todo llega hasta nosotros, como llega el alimento hasta el enjaulado que termina por creerse el centro de todo lo que existe.

La jaula de la luz abundante puede amputar en nosotros la capacidad de volar. Y el que es incapaz de volar, termina por reducir la realidad a su pequeña realidad. Todas estas cosas que él cree poseer, y que en realidad lo poseen a él, pueden terminar por convertirse en lo único que existe; o en lo único que vale la pena pensar que existe. Terminará así por olvidar que en su misma tierra existen desiertos y ríos, montañas con nieve y selvas con pájaros en libertad. Terminará por no importarle que existan océanos y hombres que los navegan. Aunque sepa que existen otros mundos más allá de su propio planeta, esos mundos no le interesan para nada, y piensa que nada tienen que aportarle a su vida de jaula en su pequeña geografía satisfecha.

Y es entonces cuando viene la noche. ¡Misterio de la Cruz, Misterio del Amor! La noche que nos empobrece radicalmente que, al quitarnos la luz, nos arrebata todo lo inmediato. La noche que desenjaula en nuestro interior todos esos viejos miedos, que nos hacen sentir vulnerables y desprotegidos. Que nos vuelve a hacer sentir la necesidad de creer en el ángel de la guarda. En que nuestro niño se despierta y vuelve a buscar refugio en su madre.

De noche iremos, de noche, sin luna iremos, sin luna, que para encontrar la fuente sólo la sed nos alumbra. (Luis Rosales)

Y la noche, al quitarnos con la luz la presencia de lo inmediato, vuelve a encender allá arriba, muy lejos, la luz de las estrellas inmensas.  Porque las estrellas necesitan de la oscuridad para poder brillar. O tal vez no sean las estrellas las que necesiten de la oscuridad. En realidad, somos nosotros los que necesitamos ser liberados de nuestra pequeña jaula luminosa, para así ser capaces de poder ver esos inmensos astros de las lejanías que estaban allí, brillando desde siempre. Porque al arrebatarnos lo inmediato, la oscuridad nos capacita para ver lo real que brilla mucho más lejos. Nos ensancha el horizonte a las dimensiones del universo. Obliga al hombre a emprender el vuelo. La presencia de las estrellas en la noche ha permitido a los hombres largarse tierra adentro, hacerse navegantes.

Cuando la oscuridad de un hombre se preña con una estrella, su noche mala se convierte en noche buena. La oscuridad nos da la oportunidad del silencio y nos capacita para la búsqueda. Nos obliga a ir hombre adentro y nos invita a aventurarnos en el mar. Hay estrellas inalcanzables que regalaron a ciertos navegantes audaces nuevos continentes. Eran hombres con capacidad de largarse a la mar, mineros de la noche con la sola luz de una estrella.

¡Misterio de la Cruz, Misterio del Amor! Lo fecundo de la noche no está en que nos libera de las cosas inmediatas, sino que libera en nosotros la capacidad de ver más allá de lo inmediato. Nos obliga a ver lo admirable más allá de lo útil. Nos hace superar la necesidad y nos hace crecer hasta el deseo. Por eso nos capacita para el despojamiento. El dolor es fecundo, sólo si nos capacita para volar.

Si todo a tu alrededor parece oscuro, mira de nuevo, puede que tú seas la luz. (Rumi)

4 comentarios en “Lo admirable más allá de lo inmediato

  1. Luis Martinez Sanchez dijo:

    “” … En la noche a veces recupero el timón de mi vida y regresa la nitidez, la claridad, mi ser auténtico sin interferencias… En la noche fabricó visiones que me convierten en la artista de mi propia vida, creadora de mi propia realidad. ( Ana Alcaide: Visiones. ) “”. Atreverse a continuar… Caminar sin Luz para llegar a la Luz… Embarcarse en la búsqueda interior de esa Nada que es El QUE ES… Sin prejuicios… Sin normas establecidas. Es necesaria una dosis de riesgo asumido, de dejarse llevar por las intuiciones propias, sin ataduras, con cierto grado de intriga e inquietud. Nada es para siempre en nuestras vidas… La quietud del agua hace que no se oxigene y los peces casi siempre mueren. A la noche le sucede la luz del día: a un corazón apesadumbrado pero audaz le viene la recompensa tras la lucha. Somos nuestros propios hacedores que modelamos casi todas las circunstancias que nos rodean…a pesar de muchos inconvenientes que nos zanjan el camino. Hemos de confiar en la fortaleza de nosotros mismos, aunque seamos débiles porque el Gran Hacedor está con nosotros… nos alumbra para no caer en las trampas…en las propias y en las otras. Busquemos la claridad en la noche dubitativa… en la noche creadora, aunque exista incertidumbre… Llegan momentos claves en las vidas de cada uno de nosotros. Vivamos como Cristo lo hizo en su vida humana: seamos como Él en sus actuaciones. Busquemos en la noche la Verdad para tener un Espíritu de Servicio.

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