Vigilia Pascual

Enrique Mirones | 2023

En esta Noche Santa, la luz de Cristo, que resucita glorioso, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu.

Cuando la luz familiar se va difuminando ante la inesperada aparición de la noche, la oscuridad nos parece abrumadoramente espesa. Llegamos a creer que en la noche hay ausencia total de luz. En el tiempo de transición de la claridad a la oscuridad, todas las cosas carecen de realidad y confunden sus formas.

Entonces la mirada busca instintivamente el cielo. Llevamos incrustada hasta la médula, la relación entre luz y cielo. Pero hay veces en que el cielo está nublado. Y cuando el cielo está nublado, todo se ve más oscuro. Nuestros ojos rastrean el cielo buscando al menos el borroso contorno de los objetos familiares como punto de referencia. En esa búsqueda de las cosas con el cielo como trasfondo, poco a poco nuestras pupilas se van dilatando. Se va despertando esa capacidad adormecida de percibir la gran luminosidad difusa en toda noche. Repentinamente nos sorprendemos del aumento de claridad. Lo único que ha sucedido, es que ha aumentado nuestra capacidad de percibirla. Y con ello las cosas van recuperando su realidad peculiar, y nosotros la alegría y la libertad de orientarnos en medio de ellas.

Al avanzar hasta el amanecer, junto al dilatarse de nuestras pupilas, el horizonte crece también en luminosidad, participamos de la alegría profunda de sentir en la mañana cómo crece la claridad a nuestro alrededor y nos sentimos llenos de gratitud.

Jesús Resucitado, quisiéramos que permanecieras junto a nosotros, noche adentro, en este tiempo de expansión de las pupilas de nuestro corazón. Quisiéramos caminar unidos junto a tí hacia la alegría del amanecer, hacia esa Luz que devuelve su verdad a cada cosa y a cada hombre la alegría de vivir, al sentir nuestras manos enlazadas en la vida y en el amor.

Mientras se dilatan nuestras pupilas, alúmbranos, Señor Resucitado, para que podamos seguir creyendo en la vida. Permanece a nuestro lado para que el cirio encendido en nuestro interior, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse. Que nunca olvidemos lo que decía aquel sabio proverbio árabe: si gastas tu noche llorando la puesta del sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.

El Lucero que no conoce el ocaso brille sereno para el linaje humano, y goce el Universo inundado de tanta claridad, por los siglos de los siglos. ¡¡¡ALELUYA!!!

5 comentarios en “Vigilia Pascual

  1. Beatriz dijo:

    Gracias!
    Os deseo una muy feliz Pascua de Resurrección.
    A Jesucristo sea la Gloria por toda la eternidad y más… !!!!

  2. Luis Martinez Sanchez dijo:

    Alegrémonos en el Dios que vive… que jamás deja de alumbrarnos en nuestras oscuridades… Las incertidumbres se hacen claridad tras las horas transcurridas en la zozobra de la noche… Poco a poco, la Aurora da paso al día de nuestros anhelos…y la pesada roca, que sepulta y cierra el paso a la Luz, es desplazada, es apartada a un lado y las personas pueden contemplar el Espíritu del Resucitado…pleno de belleza, pleno de infinito poder para aniquilar a la muerte…a nuestras muertes. Confiemos con el sentir de nuestros corazones, inundados por el Amor de Jesucristo… Vivamos libres en la Presencia De Dios que nos da la Gracia y el Espíritu para acercarnos al Misterio de la Vida. Seamos uno con Jesús…seamos uno con nuestros hermanos. Al final lo que importa es el don de la Caridad…ese don que nos hace exclamar… ABBÁ, PADRE !!!

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