No hay amor más grande

Cristo y San Juan | Albert Burkart | 1959

Esta primera lectura de hoy pienso que está muy de actualidad y desde luego ha sido un tema capital en la historia de la Iglesia. Pedro es el primero en abrirse a los paganos, aunque la gloria se le lleva siempre Pablo. Es un paso decisivo pues Jesús se empleó en anunciar el Reino a los judíos. Aunque las palabras recogidas en el N. T. relatan las palabras “Id y anunciad el Evangelio a todas las naciones” …

Está claro que Pedro no hace distinción entre las personas. Dije que era de actualidad, pues este problema de la distinción entre gentes está en un momento álgido, y no necesito poner ejemplos, incluso en nuestro país. Cierto que Dios acoge cualquier raza, pero al que le adora y hace lo que es justo. Pero también sabemos que uno de los motivos de la Redención fue la salvación de toda la humanidad, y muy concretamente de los pecadores. Tenemos que reconocer que el Espíritu de Cristo está actuante en la vida de los hombres y más allá incluso de las fronteras visibles de la Iglesia. Nos decía el salmo a este respecto que el “Señor revela a las naciones su justicia. La tierra entera ha visto la victoria de nuestro Dios.”

El cristiano lleva el bello título de amigo de Jesús. Nos embarca no solo como servidores de la misión sino como verdaderos amigos. Nos ha introducido en el secreto del proyecto de Dios sobre el mundo porque nos ha escogido. Esta amistad no se debe, en absoluto, a nuestros méritos; es el resultado del gran amor de Cristo para con el género humano. Sabernos y reconocernos amados por Cristo puede significar para nosotros el culmen del gozo. solo la pueden percibir aquellos que están unidos con Él por la fe y el amor.

Esa presencia de Dios no solo está en el corazón del verdadero creyente sino en toda la creación. En la iglesia, en los sacramentos y especialmente en la Eucaristía. De un modo total según nos dice la teología: presente con su cuerpo su sangre su alma y su divinidad. Igualmente estamos invitados a reconocerlo presente cuando leemos u oímos la escritura, cuando oramos, presente en el pobre y el necesitado, Son esos gestos de amor divino en nosotros, de ser amados gratuitamente, lo que hará nacer en nosotros también sentimientos de confianza a pesar de nuestras miserias y pecados.

El Evangelio de hoy nos asegura que el mismo Espíritu Santo que vive en nosotros junto con el Padre y el Hijo, es el Maestro para recordarnos y actualizar la Palabra de Dios en nuestro corazón. Esas palabras de Jesús que nos recuerda que nos ha amado como su mismo Padre le ha amado a Él, deben permanecer siempre vivas en nuestro corazón. Esa amistad de Dios para con nosotros, nos hace reconocer, que hemos de cumplir las exigencias de Dios que no es otra cosa que comunicar su amor a los que nos rodean, no solo familiares y amigos, amor puro sin distinciones. Como el de Jesús que después de martirizado y ultrajado y clavado en la Cruz pidió perdón para sus esbirros porque no sabían lo que hacían. Y en un segundo obtiene el cielo para el buen ladrón. 

Jesús, en esta parte del discurso de despedida, en la última Cena con sus discípulos, habla del amor porque es una realidad comprensible incluso a nuestro nivel humano. ¿Quién no desea ser amado? En este discurso de despedida, Jesús interpreta su vida y su muerte como dos momentos de un único amor, pues lo que ha movido su vida es lo que ha recibido del Padre y a su vez lo da a sus amigos. No hay otro mensaje ni otro mandamiento ni otra consigna más definitiva para los suyos, para con nosotros también hermanos. “No hay amor más grande que el dar la vida por los hermanos

No hay otro mensaje ni otro mandamiento. No está ni siquiera la cuestión de preguntarse solamente que tenemos que hacer. Sino en todo caso ¿Cómo tenemos que seguir? Y solo hay una respuesta: Seguir amando. ¿Se trata de un amor de amistad el que nos da Jesús? No se trata de un amor de simple amistad sino de algo mucho más profundo, donde se entrega a cambio de nada. El amor de amistad se puede romper, por muy romántico que parezca, El amor de entrega de Jesús y de Dios lo es para los que lo aman y los que no.

Es importante que sepamos nosotros reconocer ese amor personal de Dios por cada uno de nosotros y seamos impulsados a dar a conocer a los demás ese Cristo que puede estar en su interior completamente ignorado, pero deseando ser reconocido para llenar a todos de sus dones y amor y hacer de sus vidas una alabanza a su Gloria. Gloria que ha de ser compartida por cada ser humano. 

Damos gracias al Señor por su Palabra de Vida que nos alimenta continuamente y también le pedimos nos haga conscientes de vivir más de la entrega que desde la amistad, aunque ciertamente una relación amistosa, amable puede y debe estar teñida también de amor. Jesús no olvidemos llamó a sus discípulos amigos.

Que Él nos guarde y bendiga a todos.

3 comentarios en “No hay amor más grande

  1. Luis Martinez Sanchez dijo:

    “” … Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros; y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de Gracia y de verdad… ( Juan 1, 14 ) “”. La comunión del Padre y el Hijo, en Presencia desl Espíritu Santo, incide en nosotros…habita entre nosotros…por un movimiento incesante e inexplicable movido por el Amor. Dios nos regala con gratuidad su impulso vital para que nos transformemos…para que seamos dichosos y para que por obra de Jesús demos la vida por toda la Humanidad. Nos quiere realistas… nos quiere sencillos e humildes por su Amor… Nos dona su Confianza para que la comuniquemos a los demás, incluso llegando a extremos de perder nuestra existencia terrena a cambio del bienestar de otros seres. No importa !!! No tiene la mínima importancia las circunstancias e ideologías de los otros seres humanos: creyentes o no creyentes. Muchas veces, no sabemos, están más cerca De Dios los que aparentan distanciamiento de las religiones, de los cánones entendidos como los adecuados para la salvación al seguirlos. Nada es cierto ni nos asegura que por ser más piadosos o por formular plegarias al uso , tengamos la certeza ni de la Redención ni de la Salvación. No es que todo valga: NO !!! De lo que se trata es de tener un Corazón continuamente en fases de Conversión…de coherencia con el Evangelio de Jesús. “” … Jesús les habló otra vez; les dijo: ^^ Yo soy la luz del mundo; la persona que me siga no caminará en la oscuridad , sino que tendrá la luz de la vida ^^… ( Juan 8, 12 ) “”. Luz…Vida…Amor… Ese es el Camino de la Verdad !!! Ciertamente, seguir a Cristo es difícil, aunque aparentemente parezca lo contrario. Es necesario profesar en el empeño. Es necesario renunciar a muchas cosas. Sobre todo, es necesario: “ no anteponer nada a la Obra De Dios “ … al Amor De Dios.

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