Hablar de esta festividad en un entorno como este es algo privilegiado, porque la presencia de Dios se hace patente en cada rincón y sobre todo en cada persona que lo habita.
La fuerza (acción) del Espíritu es algo que está dentro de cada uno de nosotros, ¿pero nos lo creemos?, ¿lo aceptamos? Desde el momento del bautismo el espíritu nos acompaña y forma para de la VIDA, no sólo de la vida como soplo y aliento, sino como la vida que plenifica y nos impulsa a caminar como nos dice el apostó Pablo: “somos salvados en la esperanza” y es el espíritu quien nos anima, impulsa a entrar de lleno en la vida, en esa vida que el profeta nos anuncia y nos recuerda que “pondré mi espíritu en vosotros y viviréis” y a la vez esto me lleva a preguntarme y preguntaros ¿Cómo quiero que sea mi vida?
La mayoría de nosotros al finalizar el día dedicamos un momento para repensar como fue nuestro día, que de positivo hicimos para nosotros y de los demás y que actitudes debo mejorar, eso es darle una apertura y cabida al Espíritu para que nuestras vidas sean cada día más de Dios y de los pobres.
Perdonadme si nombro a Luisa de Marillac, pero ella tuvo una gran experiencia del Espíritu en su vida y nos anima a vivir como Él lo hace: amando, impulsando, creando y recreando cada acontecimiento que realizamos con AMOR.
Ella en su E. 43 nos recuerda la importancia de prepararnos y la importancia de la “serenidad para recibir el Espíritu”.
Desde esta serenidad que hoy se nos ofrece abramos nuestra mente y corazón para que en colaboración con el Espíritu hagamos novedad cada día la rutina, creatividad de cada tarea que realizamos, pero sobre todo que aquello que hagamos lo hagamos con la frescura del Evangelio y con una mente abierta a lo nuevo permitiendo vivir como nos dice el apóstol pablo con “alas de águila”, para volar con soltura, limpieza y que este don de lenguas no sea otro que el don del AMOR.
Quiero concluir mi compartir sintiéndome agradecida por dejarme orar y reflexionar junto a cada uno de vosotros y termino con un poema que me ayuda a reescribir mi vida en la vida diaria:
Ven, Espíritu Santo y llena
mi vida con la alegría de
sentirme llamada, amada y
con la sociedad.
Ven, Espíritu Santo y llena
cada rincón donde vivo
me relaciono, amo u soy feliz
Ven, Espíritu Santo y llena
con tu presencia cada situación
vivida, realizada que me
Conduce a los pobres.
Ven, Espíritu Santo y llena
de amor a cada persona con
la que me relaciono, para
que se sienta parte de Ti
Ven, Espíritu Santo y llena
con tu fuego, tu fuerza y
tu luz a nuestro mundo
Ven, Espíritu Santo, ven…
Gracias
“ Ven Espíritu Santo, manda tu Luz desde el cielo… “. Qué tu Fuego Abrasador inunde nuestros corazones…por tu Amor. Seamos uno en Ti…seamos uno con el Padre y el Hijo, en comunión… todas las personas que somos habitados por Dios. Unos de otros somos increpados a amarnos en la Presencia del Espíritu. Nunca nos abandona. Siempre se encuentra presente, aún en los momentos que no vemos con claridad…aún en las circunstancias de mayor vulnerabilidad y debilidad. Con su fuerza e ímpetu nos levanta, nos saca de los lodos de la vida cotidiana, para “ sentarnos a la mesa incluso con los príncipes “. Nos “ prepara un banquete enfrente de nuestros enemigos “… El Espíritu es y está con todos los pobres y nos acerca el Reino De Dios. No olvidemos que la fuerza de la Dignidad Humana es, sin duda, el acompañamiento y cercanía del Espíritu. Es ese Espíritu que nos envía Jesús pedido al Padre para que no se aleje de nosotros todos los días de nuestra vida. Nos da todo y nos devuelve la Dignidad de ser Personas. Aceptemos su Realidad en nosotros. Muchas veces, nos olvidamos de Él y nos apoyamos solo en nuestras fuerzas y no tenemos en cuenta los dones que nos inculca. Pidamos a Dios que el Espíritu nos acompañe y que no carezcamos nunca de de su Amor y nos ampare a todos dentro de la Fraternidad Humana, de ser personas en la realidad de esa Humanidad que nos confiere.
Gracias
Gracias 🙏🏽
Somos salvados en la esperanza.
Gracias