Tú eres el Mesías, el Cristo. Esta es la confesión de fe que hacemos junto con Pedro. Pero también, lo mismo que Pedro, nuestras expectativas sobre el Mesías necesitan ser continuamente evangelizadas, porque nosotros predicamos un Cristo Crucificado, fuerza de Dios y sabiduría de Dios, escándalo para los judíos y necedad para los gentiles.
El terrible suplicio de la crucifixión despertaba en el mundo antiguo horror y espanto. Pasados los primeros siglos tras el escándalo de la cruz, el que era un instrumento de tortura, empieza a ser visto y venerado como signo de salvación, al interpretar la muerte de Jesús como misterio salvador. Con el paso del tiempo, en la cultura popular, cargar con la cruz se ha utilizado para referirse a todo aquello percibido como dolor, molestia o simple incomodidad. Pero si volvemos al Evangelio, cargar con la cruz significa asumir, de manera lúcida, como Jesús, las consecuencias dolorosas de una opción de vida marcada por la fidelidad y la entrega.
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