Hoy es un día muy triste para los hermanos de Sobrado, porque hemos perdido al que ha sido el padre, el maestro y el alma de nuestra comunidad desde el inicio de nuestra fundación. A partir de ahora la vida comunitaria no será igual sin su presencia física. Pero él permanece y permanecerá siempre entre nosotros por la huella que ha dejado impresa en nuestro estilo de vida.
Su ideal de que Sobrado fuera una comunidad pobre, orante y fraterna ha sido y sigue siendo, con nuestras innumerables limitaciones, la inspiración de nuestra vida comunitaria. Ha sido y sigue siendo también faro para tanta y tanta gente que ha encontrado en Sobrado una experiencia de la misericordia entrañable de Dios.
Fue un hombre con una mente abierta, relevante en la renovación de la Orden, significativo en la vida religiosa de Galicia, en el pueblo de Sobrado. Fue un hombre enamorado de Jesús de Nazaret, de su humanidad, preocupado por presentar un evangelio encarnado, como Buena Noticia liberadora, que trasparentase el rostro bondadoso y compasivo del Padre de Jesús. Sigue leyendo