
Santos Roberto, Alberico y Esteban | Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos)
Nuestros Fundadores inauguran un nuevo carisma en la Iglesia. Proponen vivir de forma unificada los tres estratos que corresponden a distintos momentos de la tradición monástica y que están incluidas unas en las otras: la experiencia de los Padres del desierto que está asumida en la Regla de san Benito –en ella queda plasmada el Evangelio-, y la Regla que está asumida en la relectura de la misma que hacen los fundadores y, de modo más genérico, en la doctrina de los Padres cistercienses.
Los Padres del desierto son el fundamento: representan el carisma monástico en su estado puro, siendo patrimonio común de todo el monaquismo actual. Son ellos también los que nos unen con el monacato cristiano de oriente, que sigue bebiendo directamente en esta fuente. Ellos nos han legado la permanente referencia al desierto, la doctrina del combate contra los pensamientos o pasiones y el discernimiento de espíritus; nos han enseñado un método de recogimiento y oración, basado en la lectura y rumia de la Escritura, con vistas a la oración continua, al recuerdo de Dios y al conocimiento contemplativo. Sigue leyendo