Dedicación del Oratorio

El principio del amor es dejar que aquellos a quienes amamos sean perfectamente ellos mismos y no torcerlos para que se ajusten a nuestra propia imagen. De lo contrario, amamos sólo el reflejo de nosotros mismos que encontramos en ellos (Thomas Merton) Este fenómeno del que nos habla Thomas Merton, está en la raíz de la mayoría de los problemas de convivencia entre las personas: nuestro narcisismo, que siempre está presente, minando nuestra naturaleza, que reclama de continuo el control con la satisfacción de sus deseos. Y esas aspiraciones interfieren con los deseos de los demás. Si no tenemos en cuenta las diferencias con esos deseos de los demás, si no hay un propósito firme de respeto y de ayuda, la vida en común acaba siendo una pugna entre las pretensiones de unos y de otros. La fraternidad puede hacer coincidir inicialmente las aspiraciones, pero el paso del tiempo tiende a separarlas, y eso hace difícil la convivencia si no hay esfuerzo por superar el egoísmo. No podemos olvidar, que la raíz de todos los deseos es un deseo único: volver a casa, estar en paz.

Necesitamos comprender que, en los sufrimientos que sentimos que nos producen los demás, no hay por qué ver sistemáticamente mala voluntad por su parte, tal y como nos inclinamos a hacer habitualmente. Cuando surgen problemas entre dos personas, es frecuente que ambas se apresuren a hacer valoraciones morales la una de la otra, cuando lo que en realidad hay de fondo no son sino malentendidos o dificultades de comunicación.

La mayoría de las personas tenemos un carácter bastante diferente del que tienen las personas con las que tratamos. Tenemos distintas maneras de ver las cosas, distinta sensibilidad, y tampoco coinciden en cada momento nuestro estado de ánimo o nuestro sentido del humor. Unas personas son muy partidarias del orden, y el menor desajuste les agobia, mientras que a otras lo que les asfixia es el ambiente demasiado organizado y previsor. Los amantes del orden suelen sentirse atropellados por quienes van dejándolo todo por cualquier sitio, mientras que a las personas de temperamento contrario les agobia quien exige un orden perfecto. Y enseguida juzgamos las intenciones, porque todos tendemos a ensalzar lo que coincide con nuestros gustos y nuestro modo de ser, y a criticar lo que no nos agrada. Por eso, si no se moderan los propios deseos y se tiene en cuenta que somos diferentes, es fácil acabar convirtiendo la vida en común en una lucha entre los defensores del orden y los de la libertad, entre los partidarios de la puntualidad y los de la flexibilidad, los amantes de la calma y los de la agitación, los madrugadores y los trasnochadores, los locuaces y los taciturnos, y así sucesivamente.

Y Dios dijo: ama a tu enemigo. Y yo le obedecí y me amé a mí mismo (Kahlil Gibran) Si nos acostumbramos a querer satisfacer demasiado nuestros deseos y a intentar imponerlos sobre los de los demás, el resultado será la frustración, tanto por la insaciabilidad de la espiral de los propios deseos como por los conflictos que se producirán con los deseos de quienes nos rodean. Por eso, si nos sentimos disgustados habitualmente con los demás, debemos buscar la raíz en el disgusto con nosotros mismos. Es una tarea difícil, que nos obliga a relativizar un poco nuestra verdad, a saber renunciar a ese ‘orgullo de tener razón’ que tan a menudo nos impide sintonizar con los otros. Se trata de una renuncia que a veces cuesta terriblemente pero que nos ayuda a relacionarnos mejor con todos y a salir de nuestra estrechez de miras para abrirnos a los demás. Todos sabemos lo felices que nos sentimos cuando vencemos el propio egoísmo y pensamos en los otros, proporcionándoles alegrías y consuelo, para que el buen celo de unos con otros sea el distintivo de nuestra vida comunitaria como discípulos de San Benito.

El agradecimiento os lleva al lugar donde vive el Amado (Rumi) En este aniversario de la Consagración del altar y Bendición de nuestro oratorio me gustaría concluir, delante de Santa María, Regla de los Monjes, con una bendición y una acción de gracias por cada uno de los hermanos presentes y ausentes, de los hermanos difuntos, y de todos los que a lo largo de estos años -que ya son 36- han compartido la oración en este lugar. Nosotros somos las piedras vivas de este templo espiritual. Es dentro de nosotros donde está la música, la llave de la concordia y la semilla de la creatividad, para que nuestras celebraciones sean signo de alegría y agradecimiento por la presencia de Jesús en medio de nosotros.

10 comentarios en “Dedicación del Oratorio

  1. Beatriz dijo:

    Con clave sencilla , Gracias . 🙏🏽

    Por aquí también hemos celebrado , bien temprano , la fiesta de todos los santos que , en sus diversas ramas, han vivido bajo la Regla de San Benito .
    A San Benito y a todos ellos les pedimos su intercesión , para perseverar en el camino de la amistad divina.

  2. Luis Martinez Sanchez dijo:

    Conocerse a uno mismo…sentir que el corazón se nos ensancha cuando el Espíritu nos inunda de Su Paz, cuando volvemos una y otra vez nuestra mirada al Otro y dejamos de ser seres que se afanan en conseguir solo los propios propósitos. Vivimos los unos cerca de los otros y no nos podemos saltar a la ligera los “ stops “ de la cordialidad, del respeto, de la confianza hacia los demás. Las actitudes han de ser la s de “ no poseer, no desear, renunciar al poder y dominio sobre las otras personas… “. Renunciar a seguir insistiendo en que lo primordial es la satisfacción propia, el encontrarnos nosotros en una situación deliberada de bienestar a costa del perjuicio del otro… “” …^ Se anticiparán unos a otros en las señales de honor ^. Se tolerarán con suma paciencia sus debilidades tanto física como morales. Se emularán en obedecerse unos a otros. Nadie buscará lo que juzgue útil para sí, sino, más bien, para los otros. Se entregarán desinteresadamente al amor fraterno… Temerán a Dios con amor…”” ( RB CAP. 72 ). Y es que todo esto es necesario. Nadie ni nada nos debe impedir buscar el bienestar de los demás, “ negándonos a nosotros mismos…siguiendo el estilo de vida de Jesucristo “. Y a ello nos ayudan muchas cosas como la ORACIÓN. No cabe duda que la Oración personal es muy importante…pero no hay que desdeñar la ORACIÓN COMUNITARIA EN EL ORATORIO, en ese Oratorio de Sobrado donde nos encontramos con Dios, en plenitud de espíritus…en cercanía unos de otros…viendo nuestros gestos, nuestro respeto por el Silencio que transciende…”” …Os aseguró también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en el cielo. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos…”” ( Mateo, 18. 19-20 ). Caminemos a ratos solos, en ciertos momentos juntos…pensando, queriendo que el proyecto del Reino sea, es, una Realidad. Nos anima el Espíritu de Jesucristo que jamás nos deja, en ningún instante.

  3. pedro garciarias dijo:

    Lo he vuelto a releer y cada vez me gusta más y lo encuentro muy iluminador, siempre me sorprende lo realistas que son los comentarios y agradezco. Abrazo muy fraterno aunque desde lejos…pero el Espíritu os lo llevará.

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